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lunes, 12 de julio de 2010

El Valle Rosas, perdedor seguro...

Encontre este articulo, publicado en febrero y marzo de este año, se me hace interesante porque, espero que el autor, Antonio Hernández y Genis, sea hombre y cumpla su palabra y SE TRAGUE SUS PALABRAS LITERALMENTE y deje el oficio de periodista y se dedique a lo que parece darle futuro, el de ADIVINO...

Me comprometo a comerme, en público y delante de los periodistas que quieran presenciarlo, las hojas impresas de este artículo si me falla el pronóstico: Rafael Moreno Valle Rosas va a perder las elecciones para gobernador de nuestro estado, de manera rotunda y estruendosa.


Las razones para afirmarlo son claras y obvias. El Valle Rosas es un “junior” de pretensiones aristocráticas, que cree que los poblanos son idiotas y aldeanos. Que es necesario “gobernarlos” para que se les quite lo “nacos”, lo inculto. Y que cree que, aunque estos no se lo merecen, como una obra de caridad y civilizatoria, él está obligado a gobernarlos. Igual que lo creía Maximiliano de Habsburgo y quienes lo trajeron.

Él, que dice ser una persona culta, se cree suficientemente preparado para gobernar a un pueblo “de indios”. Es licenciado en Ciencias Políticas, egresado de una universidad bastante pinche y además tomó un cursito en una extensión de la universidad de Harvard. Sabe, además, usar una laptop y usa Blackberry. Y cree que con eso tiene suficiente para gobernar a los nacidos en este pueblo. Igual que el virrey Carlos Francisco de Croix, en tiempos de la Colonia.

Se sabe “guapo” –guapísimo- y admirado por muchas mujeres, e incluso por algunos hombres. Y eso, según sus estrategas, constituye un “hándicap” contra su competidor, el candidato del PRI quien, según esos “ideólogos” y “mercadólogos” a sueldo, es del pueblo, y por lo tanto,no tan sofisticado como el Valle Rosas. En su mentalidad, estas solas diferencias físicas deberían ser –deben de ser, dicen ellos– suficientes para darle el triunfo a Rafita frente a López Zavala. Se equivocan de cabo a rabo y de la ceca a la Meca. El Valle Rosas puede ser todo eso que dicen quienes, por dinero, le manejan “su imagen” y “él mismo se cree, pero con todo y eso, en caso de que lo que se afirma de él, sea cierto, aún así y con eso va a perder.

La razón es simple: el pueblo no es tonto. No se le puede engañar pretendiendo cambiarle oro por espejitos. Rafael Moreno Valle Rosas, hasta que tuvo la malhadada ocurrencia de traerlo al estado el exgobernador Melquiades Morales, nunca había estado en Puebla.

No cursó aquí, ni el kinder.


No hizo ni la primaria, ni la secundaria, ni la preparatoria, ni la profesional en este estado. Y el pueblo lo sabe. Y eso, aunque esos pseudoestrategas del panismo postmoderno no lo crean, va a ser un factor definitivo en su contra.


No le va a ser suficiente tener algunos familiares en este estado –al igual que Javier Alarcón–, ni haber sido el funcionario inventado más importante del sexenio en que Melquiades fue el gobernador, ni tampoco que su abuelo haya ocupado antes ese mismo cargo del que, como todos los poblanos que sí han estado aquí desde entonces sabemos, fue defenestrado en forma de renuncia “por motivos de salud”.

El Valle Rosas es un “chaquetero”, como bien ha definido Beatriz Paredes Rangel a quienes cambian de bando por dinero, simplemente por no tener convicciones políticas definidas ni una ideología que lo identifique con el pueblo, sino que sólo buscan obtener los cargos públicos para su propio beneficio. Es por ello, un indefinido.

Y esos, nunca le han gustado al pueblo que sí vota por convicción y que sí sabe olfatear a quienes se postulan sólo para eso. Huelen a rosas, no a sudor. Al sudor del trabajo. Y simplemente por ese olor a rosas, Rafita, el junior, el bello, el metrosexual, va a perder. No se necesita ser politólogo ni graduado en Harvard o en algunas de sus extensiones, o cualquiera otra universidad norteamericana, para saberlo.

Precisamente son esos, los que se gradúan en esas instituciones, quienes siempre se equivocan. La razón es clara: no conocen al pueblo. Y no lo conocen porque no pertenecen a él. Ni lo entienden ni lo comprenden. Y no pueden hacerlo porque ellos son de la high society, de “la élite”. Simplemente por eso, el Valle Rosas va a perder estrepitosamente las elecciones para gobernador de nuestro estado. Y claro, después de ese proceso electoral, se va a decir “robado”.

Y va a ir a llorar, como dice el poema del Mio Cid, “como mujer lo que no supo hacer como hombre”. Y ni la “Maestra” que no sabe leer, Elba Esther Gordillo, lo va a consolar.
 
 
parte 2, escrita el 1 de marzo
 
Recibí llamadas telefónicas y correos electrónicos proponiéndome que suba la apuesta, que hice la semana pasada en este mismo medio, sobre que Rafael Moreno Valle Rosas va a perder las próximas elecciones para gobernador del estado.



Algunas de ellas, me comentaron que apostar sobre eso, no es serio. Que las elecciones son algo serio que merece respeto y no cachondeo, chunga o burlas sobre ese proceso sucesorio. A otras personas les pareció poco lo que apostaba –comerme en público mi artículo publicado, si perdía- y me llamaron demagogo, llamándome a que apostara dinero. Otros más, me mentaron la madre porque supusieron que me estaba burlando de ellos. Otros me felicitaron por mi propuesta, y sólo una persona prometió sumarse a ello.


Algunos más, insistieron en que diera más argumentos acerca de por qué pienso y afirmo que ese joven, tan “carismático”, va a perder esas elecciones. Son estas:


El Valle Rosas trata mal a la gente. Se siente “superior”, casi ario. Es grosero en sus actitudes. Sólo le falta desinfectarse las manos con gel antibacterial después de que saluda a alguien. Se cree un “elegido”, un “salvador”. Supone, que sin él, Puebla no tiene salvación porque la mayor parte de su gente es floja, indolente y mal educada. Y, su “salvación” está en el hecho de que empresas extranjeras lleguen a nuestro territorio y nos den empleo. Así piensa. No cree en la capacidad de los poblanos.


Cree que sólo los que saben computación e inglés son dignos de que él les hable. Los demás son “analfabetos funcionales” que deben ser gobernados, porque son incapaces de hacerlo por sí mismos. Desde luego, deben de ser gobernados por él. Así lo cree firmemente.


Cuando fue secretario de Finanzas del gobierno de Melquiades Morales, y, a esa dependencia se le adicionó la parte del reparto social del gasto público, enloqueció. Tenía en sus manos el ingreso y el gasto, juntos. Algo insólito, algo, que nadie antes había tenido. Creyó que, con ello, al repartir, a su criterio, ese gasto social, tenía, ya, “el poder” en las manos, que él sería el siguiente gobernador. Se equivocó, pero comenzó a actuar como si ya lo fuera o lo fuera a ser. Su despotismo, autoritario y de desprecio por sus subordinados o por el resto de funcionarios del gabinete estatal, era notorio. Creyó que iba a ganar el proceso de selección interna de nuestro partido, que era el de él, y el de su abuelo, que había sido gobernador por este partido. Se equivocó en ambas cosas. Ni el pueblo beneficiado con esas inversiones lo siguió, ni el resto de los funcionarios públicos y políticos del PRI, que era su partido, lo apoyaron. Unos se sentían agredidos, otros, despreciados. A todos les era desagradable y antipático. Resultado, perdió.


El berrinche que hizo –como todos los individuos de sus características- fue histórico e histérico. Gritó, chilló, pataleó, maldijo, mentó madres, etcétera, etcétera, etcétera. Y, finalmente, ante el repudio de quienes hasta entonces habían sido sus compañeros, de sector y de partido, y de la administración pública, se cambió de partido. Fue un traidor.


Se le olvidó que fue el PRI quien lo había hecho diputado federal y local, sin tener, para ninguna de las tres cosas, ningún mérito político. Y ningún antecedente en Puebla.


Y ese berrinchito o berrinchote, lo hizo, hormonalmente, porque él se sentía “soñado”, “divino”. En principio, se sintió “el mesías”, el “redentor”, el que venía a salvar a Puebla del atraso, de la corrupción, de la ignorancia de todos sus males. Sin él, Puebla no tiene salvación. Así lo pensaba, -lo piensa, aún, así- y lo decía.


Así piensa todavía, que él es “lo máximo”, el “único”, el indispensable. Y, el resto de los poblanos, como son unos pendejos, unos ignorantes y unos “nacos”, sin él, que llegaba de ser funcionario en algún banco de cuarta y propietario de un Botero, no podrán salir adelante. Eso cree, él. Y todos los que lo conocen saben que así piensa. Y lo dicen.


Se pasó, entonces al PAN sin convicciones. Sin compartir su ideología, sin tener las convicciones de quienes, en ese partido han luchado –y habían luchado- durante años y años por llevarlas a cabo en la función pública.

Es un doble traidor. Al PRI, primero y al PAN Nespués.


Y así quiere ganar. Ahora sin el menor recato, le ha regalado el 20 por ciento de la votación que obtenga, al partido de su madrina Elba Esther. Y, desde ahí, no ha hecho nada. Nada por el pueblo al que desprecia. Nada por los pobres, a los que llama “mugrosos” y califica de aldeanos ineptos. O, ¿alguien puede decir qué hizo por ellos? ¿Cuántas obras de beneficio colectivo tramitó e hizo realidad? ¡Pónganle número!


Lo insólito es que, con esa soberbia y esa actitud quiere ganar. Quiere que el pueblo lo alabe, lo aplauda, lo idolatre. Para eso es joven, guapo, “metrosexual” –algunos lo llaman de otra manera- “doradito” por los rayos gama, vestido a la moda, oliendo a perfume comprado en Dubai. El pueblo, según él, por esos atributos, debe hacerlo su gobernador. Y “adorarlo”.


Ya se rodea de gentes que así lo hacen.


Por mi parte subo mi apuesta, a doble contra sencillo, a que precisamente por esas características, no va a ser el gobernador de nuestro estado. ¿Alguien le pone monto?


Yo subo mi apuesta hasta 10 pesos. No vale más.
 
 
Señor Antonio Hernández y Genis, de parte mia, de haber visto esta apuesta antes se la hubiera tomado "hands down" ... pero es algo tarde ahora, pero espero nos diga como y donde, en plaza publica que usted elija (le ofrezco la de mi municipio, tlaltenango) para que cumpla lo que dijo y TRAGUESE SUS PALABRAS comiendose las hojas donde este escrito este articulo, si quiere use mi impresora que es ecologica, para que no tenga efectos para su salud.
 
Atentamente
Martin Paredes
Presidente CDM PAN Tlaltenango

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