Desfile Militar Conmemorativo CCIII aniversario Inicio de la Independencia de Mexico

Imagen del POPO en VIVO!!!

Imagen del POPO en VIVO!!!
Imagen del POPO en vivo del CENAPRED (click para agrandar)

viernes, 27 de agosto de 2010

Marín, entre la nostalgia y la amnesia

Dice el excelso escritor Gabriel García Márquez que la melancolía idealiza el pasado.

La fatídica derrota del delfín y el inevitable final de su proyecto transexenal han causado hondos estragos emocionales en el gobernador saliente, Mario Marín.

Despertó una mañana, después del 4 de julio, y con un poco de temor miró atrás y se descubrió como el gobernador más tolerante, más receptivo, más afable y condescendiente con los medios de comunicación en la historia de Puebla.

Miau.

Durante el foro de seguridad con directivos de los medios de comunicación, el mandatario saliente tuvo, o un ataque de melancolía o un repentino síntoma de amnesia, al decir:

“Y se los digo de frente y con toda la conciencia tranquila, no hemos tenido un solo perseguido político, ni político ni periodístico. No hay en las cárceles de Puebla, durante mi gobierno, un preso político, ni un solo periodista, ni uno, y conste que me ha llovido bastante y ni aun así”.

Clap.
Clap.

Clap.

Tiene razón El Gabo, la melancolía idealiza el pasado y sus horrores.

La nostalgia del poder se ha apoderado del góber y con una simple frase cargada de arrepentimiento pretende inyectar un poco de su Alzheimer a periodistas y ciudadanos.

**

Me desconcierta la falta de memoria del gobernador y de los directivos que le acompañaron ayer en el foro de seguridad, pues ninguno le recordó algunos agravios que sufrió el gremio periodístico durante su sexenio.

¿Se les hace conocido el nombre de Lydia Cacho?

Sí, la autora de Los demonios del Edén que fue encarcelada en el Centro de Rehabilitación de San Miguel en diciembre de 2005 a causa de una denuncia por difamación y calumnias levantada por Kamel Nacif.

Sí, la “vieja cabrona” que fue violentada en sus garantías individuales y sus derechos humanos por las autoridades poblanas.

—Quiúbole, Kamel.

—Mi góber precioso.

—Mi héroe, chingao.

—No, tú eres el héroe de esta película, papá.

—Pues ya ayer acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad, y quien comete un delito se llama delincuente.

Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje, a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras.

—Ya sé, y es que estos cabrones siguen sacando mamadas y mamadas. Pero yo hice una declaración. Fui a la televisión.

—Ah, qué bueno. ¿Allá en México o acá en Puebla?

—Aquí, pero dijeron que la iban a mandar allá. Salió aquí. Y yo en el Milenio le dije, si lo quieres leer, le dije, pus al señor gobernador no le tembló la mano.

—Ni nos tiembla ni nos temblará.

—Pinche bola de ratas. ¿Qué han hecho? Qué asquerosidad es esto, ¿eh?

—No, si se sienten Dios en el poder.

¿Y aún así se atreve a decir que tiene la conciencia tranquila?

Hagamos más memoria.

**

En febrero de 2005, a escasos 26 días de haber asumido el poder, Mario Marín presionó a 12 diputados priistas para que presentaran una denuncia por difamación y calumnias en contra del periodista Mario Alberto Mejía y la que esto escribe.

Días después, el reportero Julio Martínez fue denunciado penalmente por la administración estatal por una nota publicada en Síntesis.

Ya saben que “esos” temas le gustan.

**

En septiembre de 2007, Mario Marín declaró en una entrevista con Jesús Manuel Hernández que en el programa de la 1010, La Quinta Columna, se la pasaban golpeándolo todo el tiempo. Días después el espacio radiofónico conducido por Arturo Rueda y Mario Alberto Mejía fue cancelado.

**

En enero de 2008, los periodistas Mario Martell, de Intolerancia, y Héctor Hugo Cruz, de esta casa editorial, fueron golpeados por los guardaespaldas de Roberto Marín, hermano del mandatario, en su intento por entrevistarlo.

**

En enero de 2010, la reportera Charlenne Alpuche fue despedida de TV Azteca por repetir en reiteradas ocasiones el origen chiapaneco de Javier López Zavala durante su registro como precandidato del PRI al Gobierno del estado.

**

Y en su cinismo habitual, Mario Marín se atreve a decir en el foro con directivos:

“Que no tengan ningún temor, y si no lo tuvieron en los cinco años y medio, pues menos lo van a tener ahorita que ya estamos de salida, así que pueden estar seguros de que ha sido un verdadero placer trabajar para los poblanos y tener el acompañamiento de ustedes”.

¡Por Dios!

Seriedad.

¿Marín realmente cree que por ponerse romántico se nos olvidan sus ataques?

Qué estupidez.

**
Pido una disculpa por los casos de censura y represión que han sufrido mis colegas que, por tiempo y espacio, se me escapen.

Selene Rios Andraca

Siempre he creído que el periodismo es un oficio rudo: quien da golpes tiene que aceptar recibirlos. La crítica al poder es una actividad peligrosa, porque el poderoso tiene a su disposición innumerables instrumentos de coacción y presión para defenderse, mientras el periodista sólo está armado de su nombre y su pluma. Una actividad que a corto plazo presagia derrotas para el redactor, pero victorias morales a largo plazo. El juicio del tiempo es aquel que dicta sentencia sobre el buen y el mal periodismo, entre aquel que a tiempo hizo un llamado a la cordura y la denuncia, y aquel se resultó beneficiario del oprobio. Con base a estos razonamientos decidí ausentarme del “Diálogo de seguridad” que el gobernador Mario Marín convocó para escuchar las opiniones de dueños y directores de medios de comunicación sobre el tema. Se trata de una postura personal, no institucional, pues CAMBIO fue bien representado por nuestro director fundador, don Gabriel Sánchez Andraca. Personal porque en seis años no me he sentado a la mesa del gobernador, y sí en cambio fui objeto de la represión a los medios de comunicación en su sexenio. Precisamente, los actos de los que se enorgulleció rodeado de los medios que disfrutan su amistad y prebendas a lo largo del sexenio. No tengo problemas con ninguno de ellos, pero cada quien elige sus mesas.

Como oficio rudo, desconfío de los periodistas que se tiran al piso por las agresiones del poder y se rasgan las vestiduras rememorando sus críticas heroicas. Finalmente, la censura que sufrimos es polvo de viejos lodos. La historia es ampliamente conocida y no hace falta nuevamente llorar por lo perdido. Es cierto que los agravios del poder generan un periodismo vindicante al estilo de Julio Scherer, quien 34 años después del golpe a Excélsior todavía no puede olvidarlo ni perdonarlo, como escribió en el 30 aniversario de Proceso. No es mi caso: con la historia de encuentros y desencuentros entre periodistas y políticos, podrían escribirse miles de tomos. Lo contrario es convertirse en John Rambo: cargar permanentemente las heridas y los traumas de la guerra. Nunca salir de Vietnam o Irak, o en este caso, Puebla y las represiones del Góber.

La postura del olvido pasivo, sin embargo, no puede convalidar la sinrazón de Marín al ufanarse de que en su sexenio ningún periodista fue encarcelado o perseguido. Se entiende que nadie, de los que lo rodeaban, alzara la voz: quizá lo que el gobernador quiso decir fue que ninguno de sus amigos periodistas fue encarcelado o perseguido. Hoy es muy fácil criticarlo y facilitar la tarea de demolición de un gobernador en desgracia y perdedor, pero en su momento de mayor poder, quienes nos atrevimos, fuimos satanizados por compañeros del gremio y perseguidos desde el poder. No nos lastima, al contrario, nos enorgullece decirlo: por negarnos a seguir la línea oficial de ocultar el caso Lydia Cacho fuimos despojados de la estación 1010 AM y del convenio de publicidad que el gobierno mantenía con la empresa. Nos defendimos jurídicamente, pero tampoco nos quedamos estacionados en ese agravio: nos dedicamos a un periodismo crítico y nuestras revelaciones fueron utilizadas como armas de campaña por la alianza opositora para demostrar la corrupción del régimen; cumplimos el papel de centinelas del interés público pese a la descalificación atenazada por otros medios de comunicación. Medios, por supuesto, que hoy no tiene argumentos para deslindarse de la complicidad con el poder marinista.

Durante diez años Salvador Martínez Duarte, dueño de la estación La Nueva 10, le dio en renta la radiodifusora a la empresa que hace el periódico CAMBIO. Intempestivamente, en octubre del 2006, el dueño se comunicó con los directivos de la empresa y les dijo que ya no podía seguir con los acuerdos, y les dio un plazo fatal para que sacaran del aire la programación. En particular el programa "La Quintacolumna", de Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda. Fuentes del gobierno nos informaron que el gobierno marinista le estaría pagando muy buenas cantidades de dinero al dueño de la estación con el fin de que sacara del aire ese programa. Incluso, José Hanan Brady, empresario y amigo personal del gobernador, es hoy el tenedor o propietario oficial. La historia confirmó las versiones que nos llegaron en su momento.

El gobernador, con su propia voz, confirmó el golpe. "Los compañeros periodistas de la estación ´La 10´ (...) se quejan o tienen versiones de que tu gobierno estaría persiguiéndolos y quitándoles el espacio (...). Realmente, gobernador Marín, sé que son críticos... Pero tú en lo personal, ¿hay alguna situación?", le preguntó el brillante y decano periodista Jesús Manuel Hernández en la radiodifusora ABC.

La respuesta de Marín no tardó en llegar: "Durante mi vida de 27 años en la política, al menos los últimos 12 años en los que he sido subsecretario de Gobernación, presidente del PRI y ahora gobernador, nunca he tenido conflicto alguno con algún periodista. Nunca he presentado denuncia o nunca he mandado a intimidar o a censurar alguna crítica, pero curiosamente a los compañeros a los que te refieres, ellos sí me han perseguido, porque no sé cómo puede vivir un programa en el que todos los días se han dedicado a atacar, atacar, atacar con fundamentos o sin ellos. ¿Es que no hay otras noticias de qué informar? ¿Qué no hay otros temas? Cuando algo lo hacen así, como ellos lo hacían, por consigna; o sea, su papel era pegar. Y si no era el gobernador, era uno de sus colaboradores. Pegarles hasta el cansancio". Y aseguró que nada pasaría si desapareciera un medio en Puebla.

Nos defendimos en la Fiscalía Especial de Delitos contra Periodistas de la PGR, quien remitió el asunto a la Procuraduría local. No tenía caso continuar. En lo personal, nunca regresé a la radio poblana. Sigo sin hacerlo, pero no hay lamentos: nuestro periodismo nació en la guerra con el poder, nada puede borrar esa marca. Es de fuego e indeleble. El periodismo es un oficio rudo: no se vale llorar.

Arturo Rueda

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo Martin tu si sabes, sigue echandole ganas.FELICIDADES.

Martin dijo...

Gracias, hasta pareciera que yo escribi el comentario, que no me la creo...