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martes, 16 de noviembre de 2010

Revolución Mexicana: LOS HECHOS DEL 18 Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1910 1ª PARTE

El inicio armado de la Revolución mexicana

Del 14 al 17 de noviembre entre antirreeleccionistas y policías se incuba el conflicto que desembocará en una abierta batalla el día 18. La importancia de estos hechos desbordará los límites de Puebla siendo comentados y condenados por la población y algunos intelectuales tales como José Vasconcelos. Será tal la trascendencia de este hecho que el propio gobierno de Porfirio Díaz se ve obligado a incluir en el Diario Oficial, órgano de difusión mexicano, una explicación de los hechos:

Diario Oficial. Estados Unidos Mexicanos.
Tomo CXI, Número 20. México, Miércoles 23 de noviembre de 1910.

Las últimas intentonas de sedición.
Las proporciones que indebidamente han dado algunos periódicos noticieros, a varios intentos subversivos verificados en muy contados puntos del país, y muchas falsedades que se han publicado con respecto a los mismos acontecimientos, ponen al Diario Oficial en el deber de informar sobre los hechos lamentables acontecidos, pero que por ningún motivo pueden tener trascendencia para la paz y el orden públicos, permanentemente asegurados en la Nación. (…) Relacionado con éste (el grupo de Cosío Robelo), otro grupo radicaba en la ciudad de Puebla y que puede decirse que se limitaba a una familia, opuso sangrienta resistencia a la policía que trató de catear la casa en que los conspiradores se hallaban y aún a una fuerza federal que acudió en auxilio de las locales de seguridad pública, contra las cuales dispararon armas de fuego los sediciosos.

A este suceso se le concedieron, por lo pronto, tamaños mayores de los que tuvo; pero la verdad fue que se limitó, como se acaba de expresar, a una desesperada resistencia que a la acción de la policía opusieron menos de veinte personas, dentro de una casa particular. No se trató, pues, de ningún movimiento revolucionario, de ningún motín siquiera, o trastorno del orden público. Ninguna masa popular hizo causa común con los individuos que en esa casa había, en actitud ofensiva.

Lo publicado en los diarios locales, nacionales y extranjeros, y las crónicas y reseñas apologéticas que sobre los hechos se publicaron, paradójicamente esta versión periodística sobre los hechos se transformó al tiempo en la “verdad ahistórica” de fuerte raigambre popular y visos de leyenda, que la fuerza, o ignorancia, de los testimonios jurídicos no puede deslavar tan fácilmente del imaginario popular.

Debido a lo hondo que ha enraizado en la sociedad estas versiones periodísticas y apologéticas presento algunas de para iniciar el análisis del 18 y 19 de noviembre.

La versión periodística
18 de noviembre 1910
Al aproximarse el día acordado por los antirreeleccionistas para el estallido de la Revolución los diarios aguzaron sus sentidos. Su oportunidad llegó el 18 de noviembre desde la ciudad de Puebla en la cual un grupo de antirreeleccionistas, comandados por Aquiles Serdán, conocido dirigente local del Partido Antirreeleccionista, defendió su enclave revolucionario a tiros.

Desde los momentos iniciales de la contienda se especuló, como se comprobaría posteriormente, que los alzados no eran más de una veintena y que entre ellos había mujeres y quizás hasta niños involucrados. La combinación de hechos y circunstancias no podían resultar más atractivos para la prensa quien se dio, literalmente, un banquete noticioso combinado de hechos y especulación, y todo ello a sólo ciento cuarenta kilómetros de la capital de la República en el, aparentemente, conservador estado de Puebla.

Los periódicos

Transcribiré fragmentos de tres diarios: El País, El Imparcial y El Diario.

El País. Diario Católico.
Año XII. Núm. 3571. Méjico.


Sábado 19 de noviembre de 1910.
SANGRIENTOS MOTINES EN PUEBLA

LOS ANTIRREELECCIONISTAS HACEN FURIBUNDA RESISTENCIA A LAS TROPAS FEDERALES Y DEL ESTADO EN LA CASA DE AQUILES CERDÁN Y ALLI MURIÓ D. MIGUEL CABRERA

Lo mató la hermana de Cerdán, la viuda de Sevilla, de un balazo, mientras otros lo cazaban desde la azotea.- Nutrido tiroteo durante cuatro horas.- Asalto y toma de la casa de Cerdán.- Toda la manzana resentida por la explosión de las bombas arrojadas por los de la barricada.- Muchísimos muertos y heridos.

Puebla, 18 de noviembre.- Hoy se han registrado en esta ciudad sangrientos sucesos, que tienen hondamente conmovida a la sociedad.

Sabedora la policía de esta ciudad de que en la casa del Presidente del Club Antirreeleccionista, a quien la policía ha tenido en jaque por mucho tiempo con motivo de los sucesos que se desarrollaron en esta ciudad el día de las elecciones presidenciales, había escondidas algunas cajas con armas y una gran cantidad de bombas de dinamita, el jefe mismo de la policía, Miguel Cabrera, acompañado de varios agentes de la Policía Reservada, se presentó hoy, a las ocho de la mañana, en la casa número 4 de la calle de la Portería de Santa Clara, a sólo dos calles de la Plaza Principal, habitación de Aquiles Cerdán.

Un tiroteo nutrido fue el saludo de los que estaban dentro de la casa.

“¡Han matado a Cabrera!”

No bien habían entrado los policías al zaguán de la casa, cuando de la azotea salieron voces de “¡Han matado a Cabrera!”…Sigamos con los otros” y continuó el tiroteo sobre los policías, que corrieron a refugiarse en las esquinas próximas para parapetarse de las balas…

“¡Entren, gritaban los de adentro, tenemos balas!”… Pero nadie se atrevió a penetrar porque hubiera quedado muerto en el acto. Desde las azoteas acechaban los pasos de los policías y la lucha se hizo desigual.

El piquete del batallón Zaragoza llegó a la calle de la Portería de Santa Clara y comenzó nutrido tiroteo con los individuos parapetados dentro de la casa de Cerdán; pero no les fue posible tomar la casa por asalto, porque desde las azoteas se arrojaban bombas de dinamita que hacían horribles destrozos en las filas del batallón Zaragoza.

Tomadas posiciones estratégicas, se ordenó hacer nutrido fuego sobre la casa de Cerdán, que quedaba en el centro de un triángulo.

os defensores de la casa de Cerdán hicieron terrible resistencia contra las tropas. Estas vomitaban balas y la lucha fue desesperada, sin que se rindieran aquellos hombres, que parecían tener comunicación con otros de fuera, que les proporcionaban refuerzos de municiones para que no se les agotaran en el tiroteo nutrido, que durante cuatro horas sostuvieron contra las fuerzas federales y del Estado.

Por fin, a las once y media de la mañana, cesó inesperadamente el fuego en la casa de Cerdán y las tropas se prepararon.

Otro de los diarios de capital importancia por sus publicaciones en esos días fue El Imparcial.

En su edición del 19 de noviembre de 1910, dice:

El Imparcial. Diario de la mañana
México, D.F. Sábado, 19 de noviembre de 1910.
Tomo XXIX.- Núm.6075

UN DÍA SANGRIENTO EN LA CIUDAD DE PUEBLA
DIEZ MIL TIROS SE DISPARARON EN LA CALLE DE SANTA CLARA
MÁS DE CINCUENTA PERSONAS RESULTARON MUERTAS O HERIDAS
AL IR A PRACTICAR UN CATEO FUE ASESINADO EL JEFE DE LA POLICÍA, MIGUEL CABRERA
¡VIVA LA REPÚBLICA! ¡VIVA EL GRAL.! DÍAZ! GRITÓ EL GRAL. VALLE
VITOREANDO A LOS SUPREMOS PODERES SE LANZÓ BIZARRAMENTE LA TROPA A LA LUCHA PARA CASTIGAR A LOS REVOLTOSOS
LAS CADÁVERES RECOGIDOS SON LOS TRÁGICOS FRUTOS DE LA PROPAGANDA SEDICIOSA. LA CASA DE SERDÁN AMANECIÓ CORONADA DE REBELDES Y OCUPARON LOS SOLDADOS LAS ALTURAS CERCANAS
Como a las once del día de ayer (18 de noviembre) comenzaron a circular en esta capital insistentemente rumores alarmantes de una asonada que había tenido lugar en Puebla, en la que se decía habían perecido el jefe de la policía Miguel Cabrera, un gran número de policías y muchos revoltosos. El número de muertos se hacía ascender a cien.

(Se) Dice que a las ocho y media en punto de la mañana en la calle de Santa Clara, un grupo de policías al mando de su jefe, el señor Miguel Cabrera, se dirigió a la casa de Aquiles Cerdán, conocido antirreeleccionista, con el objeto de catearla. Tocaron y un niñito abrió la puerta a Cabrera, que era el que iba a cabeza de la gente. No había seguramente dado tres pasos dentro del zaguán, cuando un certero tiro de rifle lo dejó muerto en el acto, hiriendo a la vez gravemente a su segundo. Antes de que entraran los demás policías, la casa fue cerrada y todos los que en ella estaban, hicieron fuego sobre los gendarmes.

Algunos de estos inmediatamente fueron a dar parte al cuartel de Guardias Nacionales, así como a al jefe de la Zona, General Valle.

Los individuos que estaban parapetados en la casa, cuando vieron que aumentaba el número de soldados, lanzaron varias bombas que causaron la muerte a gran número de policías. (Esto, a pesar de habérnoslo dicho dos personas procedentes de Puebla, no está confirmado).

No obstante, el ataque continuó, rodeando las tropas toda la manzana para impedir que escaparan los amotinados, fuertes en la residencia de los Cerdán.

Hasta el momento en que nuestro entrevistado abandonó la ciudad Puebla, aún no había sido tomada la casa, pues los revoltosos tenían mucho parque e hicieron fuego con buena puntería sobre todos los que trataban de acercarse.

El tercer periódico del que transcribo lo publicado en esos días es El Diario. Periódico Nacional Independiente. La importancia de lo publicado en este periódico está en que lo escrito en él se atribuye a Ignacio Herrerías, quien será el autor de un libro sobre ello y sobre todo, porque este Herrerías se asume como “testigo presencial de los hechos”, cosa improbable, sin embargo, lo publicado por este periodista ha sido considerado por mucho tiempo, innumerables historiadores y por la población misma como la verdad de lo sucedido.

El Diario
Periódico Nacional Independiente
México, sábado 19 de noviembre de 1910.
Vol. VI. Núm. 1470

PUEBLA HA SIDO TEATRO DE SANGRIENTAS ESCENAS ORIGINADAS POR UN GRUPO DE PARTIDARIOS DE DON FRANCISCO I. MADERO
SE HACE ASCENDER A 60 EL NÚMERO ENTRE MUERTOS Y HERIDOS DURANTE LA CONTIENDA
LOS INSURRECTOS SE HICIERON FUERTES EN LA CASA DE AQUILES CERDÁN LUCHANDO RUDAMENTE
EL FUEGO DE FUSILERÍA FUE CONTESTADO CON BOMBAS DE DINAMITA
FUE MUERTO EL CORONEL MIGUEL M. CABRERA JEFE DE LA POLICÍA
AL PRETENDER ENTRAR A LA CASA DE LOS REVOLTOSOS, FUE CAPTURDO POR ESTOS Y ACRIBILLADO A BALAZOS EN EL INTERIOR, SIENDO ARROJADO SU CADÁVER A PUNTAPIES
DOS MUJERES SE BATEN CON BRÍOS DESDE LOS BALCONES DEL EDIFICIO
LOS GRITOS DE ¡VIVA EL SUPREMO GOBIERNO! EL GENERAL VALLE Y EL JEFE POLÍTICO D. JOAQUÍN PITA DIRIGIERON EL ATAQUE CONTRA LOS AMOTINADOS HASTA LOGRAR LA RENDICIÓN CON EL ANIQUILAMIENTO DE LOS CULPABLES
FUERON RECOGIDOS RIFLES Y VARIAS MÁQUINAS INFERNALES
SE HAN HECHO NUMEROSAS DETENCIONES Y LAS TROPAS VIGILAN LOS CAMINOS Y LAS CALLES DE LA CIUDAD EN PREVENCIÓN DE NUEVOS DESÓRDENES QUE PUDIERAN OCURRIR
SE DICE QUE CENTENARES DE OBREROS AVANZAN SOBRE PUEBLA
EL COMERCIO PARALIZADO Y EL PÁNICO EN TODAS PARTES
“EL DIARIO” ESTUVO EN EL MISMO LUGAR DE LOS ACONTECIMIENTOS
A LA VISTA DE NUESTRO CORRESPONSAL SE HAN DESARROLLADO ESCENAS LLENAS DE GRANDEZA Y DE HEROISMO POR ARTE DE LAS FUERZAS DEL GOBIERNO Y NUESTRO REDACTOR DON IGNACIO HERRERÍAS ESTUVO EN PELIGRO DE MUERTE

Ayer en la tarde “El Diario” comunicó a sus lectores de la Ciudad de México, una gravísima noticia por medio del siguiente boletín que circuló ampliamente:SANGRIENTO MOTÍN EN PUEBLA.

Oficinas de El Diario en Puebla.

Puebla, noviembre 18 de 1910.- Las fuerzas federales han triunfado. Casi todos los amotinados han caído muertos o heridos y los demás se han dispersado.

La noticia lanzada por nosotros, causó profunda impresión en todos los círculos de México, y cuando apenas comenzaba a circular el boletín, lo mismo que durante la noche, se nos estuvieron pidiendo de casinos, teatros, centros de reunión y de residencias particulares, detalles más amplios sobre lo que había ocurrido en la histórica Puebla.

REUNIÓN SOSPECHOSA

Del corresponsal especial del El Diario.

Puebla, noviembre 18.- (A las 10 y 10 a.m.)- Anoche la ciudad estuvo tranquila, sin embargo desde por la tarde corría entre sus moradores el rumor de que se preparaba un levantamiento general de los maderistas para el domingo próximo. Ninguna persona sensata daba oídos a estos decires, tomándolos como versiones propaladas por algunos alarmistas.

La policía y las autoridades sí tomaron nota de las especies que circulaban; y en previsión de que algo pudiese ocurrir, se dispuso un servicio de vigilancia especial y se resolvió que tanto las fuerzas del Batallón Zaragoza del Estado, como las de la Federación, permanecieran acuarteladas y listas para concurrir violentamente a cualquier punto.

Esta mañana, al amanecer, la ciudad tampoco ofrecía nada de anormal. Empero, a eso de las seis y media, se observó que algunos agitadores bien conocidos, pertenecientes al partido maderista, se dirigían a la calle de Santa Clara, penetrando a la residencia que en ella tiene Aquiles Cerdán. Este individuo se distinguió en la última lucha política por su fogosidad de los ataques que dirigía contra el Gobierno y por la activa propaganda que hacía entre las clases obreras, principalmente, de sus doctrinas sediciosas.

Al tener conocimiento la autoridad de que allí había una reunión de conocidos agitadores, se dispuso que varios gendarmes vigilaran la casa y que se hiciera en ella un cateo.

ATAQUE INESPERADO
Se encontraban algunos gendarmes diseminados por la vía pública y otros se encaminaron a la morada de Cerdán para cumplir la orden de cateo, cuando, inesperadamente, los maderistas, que habían ganado las azoteas del edificio y se parapetaron en ellas, comenzaron a disparar sobre la policía, con carabinas.
El escaso número de los agentes de la autoridad que se encontraban presentes, hizo que éstos tuvieran que replegarse hasta un lugar donde no podían recibir grandes daños, mientras se avisaba lo que ocurría y se solicitaban refuerzos.

Al conocerse lo ocurrido toda la policía disponible y los rurales salieron de sus cuarteles para ir a restablecer el orden y capturar a los sediciosos.

RECIBIDOS CON BOMBAS DE DINAMITA
Al llegar la policía y los rurales frente a la casa, fueron recibidos con algunas bombas de dinamita que desde las azoteas y ventanas se les arrojaban, yendo a estallar a la mitad de la calle.

Estas bombas hicieron las primeras víctimas. Un gendarme encontró allí una muerte horrible, pues su cuerpo fue completamente destrozado, y muchos gendarmes más recibieron heridas graves.

El periodista metropolitano Don Ignacio Herrerías, que se hallaba cerca del lugar de los sucesos, corrió inminente peligro de morir, pues la fuerza de las explosiones lo arrojaron por tierra.

En vista de la enérgica acometida, las fuerzas hicieron uso de sus armas, y desde ese momento se inició un combate terrible, espantoso, que ha causado numerosas víctimas y que tiene sumidos en la mayor consternación y en el peor de los espantos a los moradores pacíficos.

EL CORONEL CABRERA APREHENDIDO

El coronel Don Miguel Cabrera, Jefe de la Policía, intentó penetrar a la casa al frente de sus subordinados. Lo seguía el Mayor del Batallón “Zaragoza” señor Fragoso (sic), quien acababa de ocurrir a lugar de los acontecimientos con las fuerzas de su Cuerpo.

Aquiles Cerdán, al frente de los maderistas, recibió vigorosamente a la policía y en medio del humo del combate pudo distinguir a Cabrera, al cual aprehendió y condujo al interior de la casa. La misma suerte corrió el Mayor Fragoso. Este último, en la refriega en que fue cogido primero, resultó herido.

Aunque se ignora qué hayan hecho los revoltosos con los prisioneros, con insistencia se dice que les han dado muerte, fusilándolos.

¡VIVA EL SUPREMO GOBIERNO!

Los rurales y los gendarmes, al mando del señor General Valle y del Jefe Político Don Joaquín Pita, procuraron entonces ganar las azoteas de los edificios inmediatos, con el ánimo de establecer sobre la casa de Cerdán un verdadero sitio y alcanzar su rendición.

Alentadas las fuerzas por las voces del General Valle quien repetía con voz robusta “vivas al supremo Gobierno”, subieron al templo de San Cristóbal y a las azoteas de la casa del señor Pita.

Entre tanto no se dejaba de combatir. Las descargas de la fusilería se sucedían con extraordinaria violencia de una y otra parte, y los muertos y los heridos se encontraban por doquiera. En aquellos momentos la calle presentaba un aspecto terrible.

LAS MUJERES COMBATIENDO
Hasta las diez de la mañana se calculaba que no se habían disparado por una y otra parte, menos de tres mil cartuchos. La lucha, en esos momentos era encarnizada.

De las azoteas donde permanecían parapetados los rebeldes, llamaban a grandes voces al pueblo, incitándolo a tomar parte en el combate y ofreciéndoles armas y parque.

La esposa de Cerdán, desde los balcones, hacía nutridos disparos sobre las fuerzas y una joven que vestía chaqueta roja y mantenía entre sus manos una carabina, apostrofaba a las tropas, reprochándoles que dispararan contra el pueblo. Ella, sin miedos de ninguna especie, salía también a las ventanas y hacía disparos.

La gente huía despavorida del sitio de los acontecimientos y la ciudad ofrecía un aspecto desolador.

¿DÓNDE ESTÁN CABRERA Y FRAGOSO?
Del corresponsal especial de El Diario.
Depositado a las 10.36 a. m.- Recibido a las 9.20 p.m.

Puebla, Noviembre 18.- Unos destacamentos de rurales han ocupado las alturas del templo de San Cristóbal y de la casa del Presidente del Ayuntamiento. De este modo se va formando poco a poco un cerco en torno a la casa de Cerdán. La lucha continúa formidable.

El General Valle y don Joaquín Pita han dado órdenes muy enérgicas, las cuales son acatadas por las fuerzas.

Aunque se dice en algunos grupos que don Miguel Cabrera, el jefe de la policía local, y el Mayor Fragoso, salieron de la ciudad con objeto de hacer la vigilancia de los caminos que a ella conducen y mantener una estricta observancia sobre las entradas, parece que se confirma el rumor que ha circulado y según el cual los dos jefes cayeron prisioneros de los revoltosos pocos minutos después de que inició la refriega.

TOMAN LA CASA
Del corresponsal especial de El Diario.
Depositado a las 12.30 a.m. Recibido a las 10.55 p.m.

Puebla, noviembre 18.- Después de una terrible resistencia y de un vigorosísimo ataque, se ha logrado por fin penetrar a la casa de Aquiles Cerdán, lográndose la captura de todos los revoltosos que allí se encontraban, aún la del mismo cabecilla.

Se han hecho en la ciudad muchas aprehensiones.
La policía y las fuerzas rurales tienen que lamentar numerosas bajas.

EL CADÁVER DE CABRERA
Las noticias que desde por la mañana se repetían relativas a las capturas del Jefe de la Policía Coronel don Miguel Cabrera y del Mayor Fragoso (sic), se han confirmado plenamente.

Cabrera fue fusilado por los sublevados, los cuales hicieron sobre su cuerpo muchas descargas. Parece que después ultrajaron al cadáver.

El cadáver de Cabrera, completamente acribillado por las balas, ha sido conducido a la Comisaría, escoltado por unos gendarmes.

El Mayor Fragoso (sic) se encuentra herido gravemente.

Los sublevados pudieron haberle dado muerte, pues lo tuvieron alguna horas en su poder, pero respetaron su vida.


LAS HABITACIONES DE LAS CASAS CONTIGUAS
Las familias que ocupan las casas inmediatas a la de Cerdán, han pasado algunas horas de pánico espantoso. Con grandes dificultades lograron practicar horadaciones en los muros y escapar a otras casas poniéndose a salvo.

El mirador que tiene la casa del señor Francisco Velasco, Presidente Municipal, prestó en la toma de la morada de Cerdán muy buenos servicios, pues por su altura domina perfectamente el punto sitiado.

La casa que ocupaban los rebeldes quedó acribillada por las balas, siendo difícil encontrar una parte cualquiera de muro donde no se encuentren las huellas de los proyectiles.

La situación especial del edificio donde se hicieron fuertes los sitiados favorecía mucho la resistencia. La construcción es moderna y muy sólida, y hacia el lado izquierdo está defendida por una casa baja por donde inútilmente se intentó el escalo. Hacia el lado derecho la limita una finca elevada que habita la familia del capitalista Reyes Grajales. Este señor facilitó el edificio para las operaciones, lo cual significó una ayuda grande para la policía.

CAPTURADAS COMBATIENDO
Del corresponsal especial de El Diario.
Depositado a las 5.24 p.m. Recibido a la 11 p.m.

Puebla, noviembre 18.-Después de la toma de la casa de los revolucionarios, se han registrado en las calles de la población algunos desórdenes de escasa importancia y que fácilmente han sido reprimidos por la policía. Uno de los individuos que se encontraban en la casa de Cerdán salió en los momentos en que las fuerzas entraban, disparando tiros, siendo perseguido.

La madre, la esposa y la hermana de Cerdán fueron detenidas y muestran una gran serenidad y una admirable energía. Carmen Cerdán fue capturada con las armas en la mano, y ella, lo mismo que la esposa del cabecilla, dieron grandes muestras de valor durante el asedio que pasaron.

Todas ellas parecen estar conformes con su suerte y no lamentan lo ocurrido ni parecen arrepentirse por tanta sangre como se ha derramado.

Hasta aquí los testimonios periodísticos.

Los testimonios gubernamentales
Los protagonistas gubernamentales de los hechos del 18 y 19 de noviembre estuvieron en dos bandos: los funcionarios estatales de alto rango: el gobernador Mucio P. Martínez y Joaquín Pita, primordialmente; y los oficiales y tropas del ejército, de los llamados “rurales” y del cuerpo policiaco.

Los primeros que acuden al lugar de los acontecimientos son los policías, después los rurales y por último el ejército. En ese orden los presento, pero para entender la secuencia de lo relatado por cada uno de ellos inició presentando los tres informes que a su respectiva autoridad superior presentan, primero Joaquín Pita a su superior el gobernador Mucio Martínez, seguido de las dos cartas que el propio general Martínez envía tanto al Secretario de Gobernación, Ramón Corral, como al mismo presidente de la República Porfirio Díaz.

Después de estos informes presento la secuencia telegráfica en la que el gobernador Mucio Martínez da cuenta cronológica de los sucesos.

Finalmente presento los testimonios de los protagonistas de la batalla y asalto de la casa de los Serdán.

Concluidos los testimonios de los protagonistas gubernamentales daremos paso a las versiones de los hechos recabadas por los civiles testigos y los conjurados protagonistas.

Los informes oficiales

La cadena de mando gubernamental en el momento de la batalla tenía en el sitio más bajo al Jefe de la Policía, para de ahí ascender hacia el Jefe Político y de éste al primer nivel de la Administración gubernamental encabezada por el propio Gobernador. Debido a que en la refriega inicial de la batalla muere el coronel Miguel Cabrera, Jefe de la Policía, el primer informe de la cadena de mando con que contamos es el de Joaquín Pita, Jefe Político.

Pita, además de su posición política y por lo tanto responsable de informar sobre lo sucedido agrega, a lo que le informaron sus subalternos, lo experimentado por él en carne propia ya que vivía a escasos cien metros de la casa de los Serdán, en la casa número 7 de la calle de Espejo, (actual cruce de las calles 6 oriente Portería de Santa Clara y 4 Norte), exactamente frente a la entrada oriente del templo consagrado a San Cristóbal sitio que sirvió de puesto inicial de ataque de las fuerzas gubernamentales.

A pesar de esta secuencia en la cadena de mando, de la que podía esperarse un informe preliminar de los hechos antes de hacerlo a la ciudad de México, la gravedad de lo sucedido impulsa al gobernador Martínez a comunicarle del curso de los acontecimientos tanto al Secretario de Guerra y al Secretario de Gobernación como al propio presidente de la República.

Cabe destacar que tanto lo informado a lo largo de las horas de la batalla como el conjunto de lo dicho sobre los acontecimientos de los días 18 y 19 de noviembre, provocaron no pocas imprecisiones y falsas suposiciones en los primeros testimonios enviados por Mucio Martínez a México.

De ahí que si atendiéramos a la secuencia cronológica de los informes los telegramas deberían ser los primeros que presentáramos, la carta de Mucio Martínez a Porfirio Díaz lo segundo, lo tercero la carta del mismo Martínez a Ramón Corral y por último el informe de Joaquín Pita.

Sin embargo y con la intención de aprovechar de mejor manera los datos y señalamientos contenidos en todo el paquete informativo emitido por las distintas autoridades gubernamentales los presentaré en el siguiente orden:

1) Carta del gobernador Martínez al Presidente de la República;
2) Parte informativo del propio gobernador al Secretario de Gobernación;
3) Parte informativo del Jefe Político de la ciudad al gobernador; y
4) Los informes telegráficos.

Terminados los testimonios de los protagonistas gubernamentales pasaremos a los de los testigos involuntarios y los de los antirreeleccionistas sobrevivientes.

Los hombres del Gobierno
Es comprensible que los partes oficiales y las cartas informativas de los funcionarios gubernamentales de alto rango se extiendan en los hechos y circunstancias que los hicieran aparecer como avezados combatientes y estrategas militares y políticos; circunstancia ésta que al llegar a las declaraciones de los oficiales de bajo rango y la tropa se desvirtúa un tanto.

No obstante, dichos testimonios son de gran valor puesto que al tiempo se transformaron en la versión oficial gubernamental de lo sucedido.


Como señalé, comenzaremos con lo expresado por el gobernador.

Carta de Mucio Praxedis Martínez a Porfirio Díaz
Puebla, a 18 de noviembre de 1910.
Señor Gral. Don Porfirio Díaz.
México.

Muy respetado señor General y amigo:
Por los mensajes que he dirigido al señor Ministro de la Guerra, ya se habrá Ud. enterado de los sucesos ocurridos hoy en esta Ciudad. Cumple a mí deber ampliarle esas informaciones.

Desde hace varios días se venía rumorando en esta Ciudad, como en varias partes del país, que para el próximo domingo se efectuaría un movimiento revolucionario iniciado por los antirreeleccionistas.

Aunque no di completo crédito a esa versión sí creí oportuno dictar todas las medidas necesarias para poder reprimir cualquier trastorno.

Debido a las constantes inquisiciones hechas por el Gobierno de mi cargo, se pudo averiguar que en la casa del ya conocido antirreeleccionista Aquiles Serdán se encontraba un regular número de hombres armados, así como gran cantidad de armas y parque.

En esta virtud se dispuso por la autoridad competente que se practicara un minucioso cateo en la casa del citado Serdán.

Al presentarse los agentes de la autoridad con objeto de llevar a cabo aquella providencia, fueron recibidos con descargas, habiendo muerto y herido a varios de los agentes.

Como los rebeldes se posesionaron inmediatamente de las azoteas de la casa referida que estaba muy bien arpillada (la cual se encuentra situada en la calle de Santa Clara que es muy céntrica) y como su actitud era marcadamente hostil pues continuaron disparando contra la policía, tomé el mando de las fuerzas de Seguridad del Estado, y dispuse que salieran dos columnas, una del Batallón “Zaragoza” al mando del Coronel Jefe del Cuerpo, Mauro Huerta, y la otra del Cuerpo de Rurales del Estado a las órdenes del Coronel Primo Huerta.

Ordené también que esas columnas se posesionaran de las azoteas y torres inmediatas a la casa que ocupaban los sediciosos, con el objeto de que estrechándose el cerco, a la vez que se guardaban las calles y se derribaba el zaguán, fueran capturados los propios sediciosos.

Estos se defendieron haciendo vivísimo fuego desde las ocho hasta las once de la mañana, en que heridos unos y muertos otros, y prisioneros varios, quedó el sitio en poder nuestro.

Hicimos a los contrarios veinte muertos, cuatro heridos, siete prisioneros y les apresamos como ciento cincuenta rifles, unos sesenta mil tiros, varias bombas de dinamita y varias actas y proclamas.

Envío a Ud. adjunto un ejemplar de éstas.

Me parece oportuno hacer notar que entre los prisioneros hubo cinco mujeres entre las cuales se encuentran la madre, esposa y hermana de Serdán, las cuales se batieron denodadamente y arrojaron varias bombas de dinamita.

Por nuestra parte tenemos que lamentar la muerte del Jefe de la Policía Coronel Miguel Cabrera, de un Oficial del primer Regimiento y de varios gendarmes y algunos paisanos.

Tuvimos varios heridos entre ellos y de algún cuidado al Coronel Gaudencio de la Llave.

Se han hecho ya las consignaciones respectivas al Juzgado de Distrito.

Por mi parte estoy trabajando con actividad para descubrir todas las ramificaciones que pudiera tener esta asonada.

Acerca de esto tendré el gusto de informar a Ud. oportunamente.

Como manifesté al señor Ministro de la Guerra, el Jefe de la Zona y el General Cauz y su Regimiento me han prestado su valiosa ayuda tanto para el ataque a Serdán cuanto para mantener la tranquilidad que hasta estos momentos (nueve de la noche) reina aquí.

Debo manifestar a Ud. que Aquiles Serdán parece que no se encontraba entre los rebeldes pues no se le vio durante la refriega ni se ha tenido noticia de que haya estado aquí. El que hizo Jefe de los revoltosos fue Máximo Serdán hermano de aquél y quien fue muerto.

He quedado enterado del envío a ésta de trescientos hombres de la Federación.

Con estos elementos y con los que he reunido del Estado estoy ya en situación de evitar cualquier nuevo trastorno.

Quedo como siempre en espera de sus respetables órdenes como su afmo. amigo y muy atto. S.S.

General Mucio Martínez

Parte Informativo de Mucio Praxedis Martínez al Secretario de Gobernación
Al Secretario de Gobernación.
México.

Puebla de Zaragoza, 19 de noviembre de 1910.

Tengo a honra poner en conocimiento de Ud. que antenoche, al regresar de Tehuacán, se me dio aviso de que en la casa de Aquiles Serdán (Portería de Santa Clara número 4) se encontraba una cantidad de armamento y municiones, notándose que a dicha casa entraba un número sospechoso de hombres que ya no salían de ella. Inmediatamente llamé al Jefe Político, C. Joaquín Pita, y al Coronel Jefe de la Policía, C. Miguel Cabrera, para que fuera a recabar del Juez competente la respectiva orden de allanamiento de morada. Obtenida ésta, previos todos los requisitos legales, di orden de que a las seis de la mañana del día de ayer (18 de noviembre) se practicara el cateo correspondiente; pero como no suponía yo que el caso revistiera la importancia que después tuvo, envié sólo a la diligencia al Jefe de Policía, al Mayor de la misma y a tres gendarmes.

Presentáronse todos en la casa y entraron a ella, después que una mujer les abrió el zaguán: y en el momento en que pasaban al patio, del interior del departamento de Serdán, que es el bajo de la izquierda, y sin que se abrieran las vidrieras, recibieron una descarga que dio por resultado la muerte instantánea del Coronel Cabrera. Inmediatamente después aparecieron muchos hombres en el patio, se apoderaron de los otros agentes, cerraron el zaguán y coronaron las alturas, armados, según se vio después, con rifles Winchester y Remington y pequeñas bombas de dinamita, comenzando a hacer un fuego vivísimo sobre los gendarmes de la calle que habían ocurrido al ruido de las primeras detonaciones, hasta hacerlos retroceder, aunque sin abandonar el puesto.

Tan luego como llegaban a mi conocimiento estas noticias, me trasladé al Cuartel del Batallón Zaragoza a organizar dos columnas de ataque: una de cincuenta hombres de este Batallón, al mando del Coronel Mauro Huerta, y otra de cuarenta del Cuerpo de Rurales del Estado, al del Coronel Primo Huerta, con orden de que sin pérdida de tiempo ocuparan las alturas que rodean la casa de Serdán, y son la torre del templo de San Cristóbal y las azoteas del Orfanatorio del Estado y de la casa que en la calle de Mesones ocupa el Presidente Municipal, C. Francisco Velasco, y desde allí se organizó el ataque, siendo eficazmente auxiliado por un pelotón del 1er. Regimiento y por los ciudadanos General en Jefe de la Zona y General Eduardo Cauz.

El ataque duró tres horas, al cabo de las cuales fue tomada la casa de Serdán, quedando en nuestro poder varios muertos, heridos y prisioneros, a los que se les recogió armamento y municiones, de todo lo cual daré parte detallado tan luego como, con los datos respectivos, lo reciba de los Jefes de los cuerpos correspondientes; y teniendo que lamentar, de nuestra parte, pérdidas de consideración, entre otras la de un Oficial del primer Regimiento, así como la herida de suma gravedad que recibió el Visitador de Jefaturas, C. Coronel Gaudencio Llave.

Me es grato afirmar a Ud. que durante el combate, todos los que a él concurrieron cumplieron exactamente su deber, lo mismo que el C. Jefe Político de esta capital, quien obró con toda eficacia y trabajó personalmente hasta las tres a.m. de hoy, en que logró descubrir en la casa de Serdán un sótano en donde se ocultaban algunos de los conspiradores.

Una vez terminado el combate y para proveer a la completa seguridad de la población ordené que dos columnas, una del primer Regimiento, a las órdenes del C. General Eduardo Cauz y otra de gendarmes montados, a la del Coronel Primo Huerta, salieran sobre el camino de las fábricas, de donde se me ha dado aviso que venían grupos de gente sospechosa. Esta sola providencia fue bastante para que tales grupos, y los que por otros rumbos había, se disolvieran, quedando todo en perfecta calma, como lo está hasta ahora.

Reitero a Ud. mi atenta consideración.
M. Martínez.

Como se destaca, entre el informe al Presidente y aquél al Secretario de Gobernación, Mucio Martínez consigna datos y situaciones por momentos distintas y hasta contradictorias, como la afirmación que las mujeres Serdán “se batieron denodadamente y arrojaron varias bombas de dinamita”, asunto éste que ninguna de ellas corroborará en sus declaraciones ministeriales.

Joaquín Pita fue uno de los hombres del gobierno porfirista poblano más cercano a los hechos del 18 y 19 de noviembre y aún protagonista de algunos de ellos. Sin embargo, al igual que los demás, en su informe destaca los hechos de ese día de tal forma que él aparece con el papel protagónico principal. Esta actitud se nota en que Pita asegura que fue él quien ordenó y se puso al frente de las fuerzas militares y rurales del estado.

Recordemos que el propio gobernador Mucio Martínez, asegura lo mismo. No obstante, el informe de Joaquín Pita al gobernador resulta el más detallado de todos los informes de este tipo.

Parte informativo de Joaquín Pita a Mucio Praxedis Martínez

Tengo la honra de poner en el superior conocimiento de Ud. que, en acatamiento de la orden librada por el Juez tercero de lo criminal para practicar un cateo en la casa número 4 de la Portería de Santa Clara y aprehender a Aquiles Serdán, por haberse denunciado la existencia de armas y proclamas incitando a la rebelión, se trasladó a ese lugar el coronel Jefe de la Policía, Miguel Cabrera, acompañado del Mayor Modesto Fregoso y los Agentes Martín Aguirre, Blas López y Vicente Murrieta, y al penetrar al zaguán de la casa fueron recibidos a balazos, resultando muertos el citado coronel Cabrera y el agente Murrieta.

El Mayor Fregoso fue sujetado por varios individuos, quienes lo golpearon y maniataron, encerrándolo en uno de los cuartos de la casa de referencia. El agente Blas López pudo escapar y dio parte a los policías más inmediatos quienes, al presentarse en el lugar de los sucesos, fueron recibidos con descargas desde la azotea de la citada casa y con bombas de dinamita. En el acto que se me dio parte, y una vez convencido de que tanto Serdán como sus acompañantes hacían resistencia a la policía, llamé por teléfono al Jefe del Cuerpo de Rurales del Estado y pedí también fuerza al primer Regimiento.

Poco después se presentaron los Rurales y con estos ocupé las bóvedas de la Iglesia de San Cristóbal y la azotea de mi casa habitación, “Espejo 7”, desde donde comencé a contestar el fuego que me hacían desde la casa de Serdán. Después de breves momentos se me presentó un piquete de fuerza del primer Regimiento y ordené que ésta ocupara, penetrando por la calle de las Cruces, la torre de la Iglesia de Santa Clara en compañía de 10 hombres del Cuerpo Rural.

En los momentos en que se ejecutaba ese ataque, recibí orden de C. Gobernador para que con las antes mencionadas, y un piquete del Batallón Zaragoza, al mando del Coronel Mauro Huerta, se avanzara por las azoteas de las casas inmediatas a las que ocupaban los llamados revolucionarios y que se tomara a viva fuerza la casa en cuestión. Las órdenes fueron cumplidas y, después de una terrible lucha, la casa fue tomada a viva fuerza como ordenado estaba.

Debo mencionar el brillante comportamiento de las fuerzas tanto Federales como del Estado y Policía, quienes cumplieron las órdenes dadas por el señor Gobernador y transmitidas por mí.

Tuvimos que lamentar la muerte de dos gendarmes, un subteniente del primer Regimiento y un soldado del Batallón Zaragoza, figurando entre los heridos el coronel Gaudencio G. de la Llave, 6 soldados del Batallón Zaragoza y 13 Gendarmes; de la parte contraria hubo 20 muertos y varios heridos.

Una vez tomada la casa, encontramos en ella una buena cantidad de armas, bombas de dinamita y bastante parque.

Como entre los muertos no se encontraba el jefe de ellos, Aquiles Serdán, dispuse y establecí un servicio numeroso en la casa número 4 a fin de vigilarla perfectamente, pues suponía que allí permanecía oculto el ya citado Serdán.

Como a las 2 de la mañana el oficial Pérez, de la Montada, notó algún ruido y breves momentos después vio salir a un individuo de un subterráneo, quien con pistola en mano lo agredió. En la lucha que tuvo que sostener logró matar a Serdán, cuyo cadáver fue después identificado como el de tal.

Para terminar debo manifestar a esa Superioridad que tanto el señor general Don Luis G. Valle, Jefe de la Zona, como el Brigadier Don Eduardo Cauz, jefe del Primer Regimiento, y el mayor Don Joaquín Mass, estuvieron siempre en los lugares de mayor peligro dictando las medidas más eficaces para el mejor éxito.

Como tributo de justicia, hago especial mención del valiente comportamiento de los C.C. Coroneles Gaudencio G. de la Llave, Mauro Huerta y Primo Huerta; del Teniente Coronel Lecuona, del Oficial de Policía Jacobo Galina, del Oficial Segundo Porfirio Pérez y del paisano Ignacio García.

Joaquín Pita.

Las inconsistencias de estos partes informativos en relación con los testimonios de los protagonistas tanto de las fuerzas del gobierno como de los conjurados sobrevivientes son notables, por lo que al final de las transcripciones de aquéllos las destacaré en forma comparativa. Sin embargo, no puedo dejar de destacar una de éstas que es de importancia fundamental: la aseveración de Pita de que Porfirio Pérez fue quien ultimó a Aquiles Serdán; ésta aseveración contrasta con la propia declaración judicial de Porfirio Gómez y Antonio F. Lozano en las cuales aseguran que al interrogar a los presentes en las piezas donde se halló el cadáver de Aquiles Serdán, ninguno de los soldados y policías que allí estuvieron pudo precisar qué fue lo que sucedió en realidad, ni tampoco quién ultimó a Aquiles.

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