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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Un ejemplo (entre millones!!!) de porque el PRI no debe regresar a LOS PINOS...

La segunda mitad del siglo XX mexicano, en cuanto a su quehacer periodístico se refiere, se define en buena parte y en buena medida, por dos figuras capitales: José Pagés Llergo (1910-1989) y la revista Siempre!

Desde sus comienzos, Siempre! ha sido una revista esencialmente de información y análisis políticos, no especializada en ciencia política, sino que con las herramientas del periodismo -crónica, entrevista, reportaje y artículo de opinión- ha dado cuenta del acontecer político, lo mismo mexicano que latinoamericano y de otros confines del mundo.

Los años cincuenta

Siempre! apareció a la luz pública el 27 de junio de 1953, en un México que había logrado, para entonces, sortear los avatares del conflicto armado de 1910 y los primeros zigzagueos posrevolucionarios para ordenar, pacificar y edificar un nuevo marco político y social.

Para el México de1953, el presidencialismo estaba plenamente consolidado; el riesgo de cuartelazos e insubordinaciones militares, conjurado; las fuerzas productivas -obreros, campesinos y sectores medios-, encuadradas en el partido oficial, para esos tiempos ya el PRI; en tanto, los empresarios se organizaban en sus respectivas cámaras, ya comerciales, ya industriales, y si bien a través de éstas gozaban de un amplio margen de independencia para la toma de decisiones y para hacer negocios, su relación con el sistema político-gubernamental se basaba, con altibajos y matices, en la subordinación. De hecho, fue el propio gobierno federal -el del general Lázaro Cárdenas (1934-1940)- el que obligó a los empresarios a encuadrarse si no en el partido oficial sí a través de sus propios órganos de representación.

Las Fuerzas Armadas, por su parte, se hallaban confinadas, desde la administración del general Manuel Avila Camacho (1940-1946) a los cuarteles y habían dejado de ser un factor de lucha por el poder político. No más asonadas ni revueltas militares. La rebelión de Saturnino Cedillo en contra de Cárdenas, aunque reciente, estaba en el olvido.

Las iglesias, por igual. Aunque a regañadientes aceptaban su exclusión de la política y su no reconocimiento jurídico, a cambio de ello gozaban del privilegio de mantener en servicio instituciones educativas, pese a que la ley en la materia expresamente lo prohibía.

La actividad periodística no podía escapar al marco y al contexto en que se desenvolvía la sociedad mexicana de la posguerra. Los grandes medios, esencialmente los escritos, periódicos y revistas; en menor medida la radio, orientada a la música popular, a las radionovelas y a los concursos banales, y la televisión comercial, que daba sus primeros pasos, se enfocaban en su inmensa mayoría a ensalzar las virtudes, los aciertos y los logros de la Revolución institucionalizada hecha gobierno. Poco periodismo y mucha propaganda.

Este era, a grandes rasgos, el México que vio nacer a Siempre!Años de gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958).

La fotografía


Luego de una brillante carrera en la revista Hoy, como cronista de guerra en Europa, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) -y semanario del que fuera fundador en 1937 y reportero durante varios años-, José Pagés Llergo ascendió al cargo de director en 1948, pero un incidente periodístico, que cambiaría el curso de Hoy del periodista, se produjo el 25 de abril de 1953. En la edición número 844, el director Pagés Llergo creyó conveniente publicar, por su oportunidad informativa, una singular fotografía. Nada de particular tendría publicar en una revista no una sino varias fotografías, más aún cuando el director había sido años antes -1938- director y editor de Rotofoto, un semanario dedicado en exclusiva a la fotografía.

Pero el hecho peculiar es que en esa fotografía, captada en París, en el centro nocturno Carrolls, destacaban Beatriz Alemán y su esposo Carlos Girón Peltier (1924-2004), hija ella del ex presidente Miguel Alemán Valdés (1900-1983).

La fotografía, publicada a plana entera en la página 5, sin ninguna cabeza o título, amén de la joven pareja, recién casada y de viaje por Europa, mostraba en primer plano a una joven mujer bailarina de nombre Simone Claris, cuya única vestimenta era un delicado velo que dejaba transparentar su torneado y escultural cuerpo.

A los personajes centrales de la fotografía -distribuida por International News Service_-: Beatriz Alemán, Carlos Girón y Simone Claris, y quienes no tenían entre sí -la pareja y la bailarina- ninguna relación, de ningún tipo, sobresalía la actitud de los jóvenes esposos ante Simone Claris: Carlos Girón la miraba sonriente, complacido, y podría decirse que con alguna coquetería y picardía; en cambio, la mirada de Beatriz Alemán a su esposo era de una evidente molestia por la forma como éste se deleitaba al ver a la vedette del centro nocturno Carrolls.

El pie de grabado de la notable fotografía que la Redacción de Hoy-cabría decir que el propio Pagés Llergo o acaso la propia agencia noticiosa- le puso fue el siguiente:

Aquí París...! Gran sensación ha provocado en la capital francesa, la ex estrella del Casino de París, Simone Claris, que ahora se presenta en el Carrolls, con una nueva versión de la Danza de los Siete Velos, pero en la que usa solamente uno, y muy relativamente. En la foto, observando muy atentamente, el licenciado Carlos Girón y su señora esposa, Beatriz Alemán de Girón, hija del ex presidente Miguel Alemán.

Cabe destacar un hecho: ningún diario y ninguna revista publicó esa fotografía. Y no podrían argumentar ignorancia o desconocimiento, porque si fue transmitida por una agencia internacional de noticias, a la que probablemente estaban suscritos, debieron haberla recibido, como la recibió el semanario Hoy. La diferencia fue que por mantener sus buenas relaciones con el poder, no se atrevieron, para no molestar a la familia ex presidencial, a publicar la fotografía de la bailarina y el matrimonio Girón-Alemán. Hicieron a un lado su sensibilidad y responsabilidad informativa.

La renuncia

Dos semanas después de publicada esa fotografía, Pagés Llergo dejó la dirección de Hoy; presentó su renuncia. En la edición 847, del 16 de mayo de 1953, en la página 11, una escueta información daba a conocer a los lectores del semanario la salida del director. La pequeña nota decía:

Renuncia
El lunes de la semana pasada, el señor don José Pagés Llergo, presentó con carácter de irrevocable su renuncia al puesto de director de la revista Hoy.

Esta editorial lamenta verdaderamente la resolución tomada por el brillante periodista, señor Pagés Llergo, que durante los últimos cinco años dirigió los destinos de Hoy, con extraordinaria capacidad y talento.

Provisionalmente se ha hecho cargo de la dirección de Hoy, el señor licenciado Rafael Lebrija, presidente y director general de esta editorial.

La renuncia de Pagés Llergo a la dirección de Hoy causó un fuerte impacto en el medio periodístico mexicano e incluso internacional. Diarios y revistas dieron cuenta del suceso y en su mayoría coincidió en que la salida de Pagés Llergo de Hoytuvo que ver con "aquella fotografía de la bailarina".

Es presumible que la familia del ex presidente Alemán Valdés, o este mismo, o el matrimonio Girón-Alemán, hayan hablado con los propietarios de Hoy para manifestarle su disgusto y molestia por la fotografía.

Corre la versión de que los dueños de Hoy -Rafael Lebrija, presidente y director general, y Alfonso Arrache, gerente-, llamaron a su oficina a Pagés Llergo, para reclamarle el porqué había publicado esa fotografía, y sin antes haberlo consultado con ellos.

Se dice que Arrache y Lebrija le ordenaron a Pagés Llergo que, a partir del incidente de la fotografía, ambos tendrían que supervisar y autorizar los materiales periodísticos a publicar. Pagés Llergo se negó a aceptar la orden, con el argumento de que Arrache y Lebrija serían los propietarios de la empresa editora del semanario, pero que él era el director, y como tal no habría de aceptar ninguna supervisión y menos todavía una censura a su trabajo.

No hubo acuerdo y concluyó la discusión; Pagés Llergo presentó su renuncia y se retiró. Amigos cercanos al periodista afirmaron que Pagés Llergo salió de Hoy con tres pesos en la bolsa.

Y como las fichas del dominó que al caer una caen las demás, a la renuncia de Pagés Llergo siguieron las de sus colaboradores en el semanario. Con él se fueron, en solidaridad, Rosa Castro, Francisco Martínez de la Vega, Rafael Solana, Antonio Arias Bernal, Gerardo de Isolbi, Antonio Rodríguez, Luis Gutiérrez y González... y tantos más, todos ellos periodistas de altos vuelos y de reconocido prestigio.

Al corazón del presidencialismo

Pero a todo esto, ¿qué fue, en el fondo, lo que pudo haber molestado a la familia ex presidencial? No la fotografía en sí, que por lo demás era inocente e inocua: una bailarina desnuda en un centro nocturno de París, sino el que en ella figurara la hija de un ex presidente. Pagés Llergo pegó en el corazón del poder político en México: la Presidencia de la República. Y no obstante que Miguel Alemán Valdés había concluido su mandato (1946-1952), su poder, aunque ex presidencial, aún se dejaba sentir.

La revista norteamericana Time, del 18 de mayo de 1953, en un artículo titulado "Don Quijote y Venus", dio un juicio certero sobre lo sucedido:

El periodismo mexicano fue sacudido por un drama menor. Los principales personajes: José Pagés Llergo, talentoso fundador y editor de Hoy, el semanario más importante de México; Beatriz Alemán de Girón, hija única del ex presidente Alemán, y una notable bailarina de un club nocturno parisiense.

No hace mucho, Beatriz y su marido, el licenciado Carlos Girón, se divertían en un club nocturno de París, cuando un diligente fotógrafo tomó a la pareja en el momento en que ésta dedicaba su atención a una figura que presentaba su número...

En tanto papá Alemán viajaba por los países detrás de la cortina de hierro, la fotografía llegó al editor Pagés. Al contrario de la mayoría de los editores mexicanos, a Pagés le interesa más publicar cualquier asunto que considere interesante que complacer a los poderosos.

La fotografía llegada de París era en verdad interesante: él la desplegó a página entera, y cuando la revista llegó a los expendios de publicaciones, una tormenta se desató sobre la cabeza del editor Pagés.

La objeción no era precisamente por el hecho de que la fotografía presentase a una muchacha desnuda, sino porque la fotografía incluía a la hija de Miguel Alemán -de educación conventual-, que aún tiene muchos amigos influyentes en México.

Durante años, las publicaciones mexicanas tuvieron a buen recaudo sólo publicar, de la familia Alemán, sólo aquellas fotografías de cuidadosa pose, en tanto ignoraban intencionadamente el vivo interés del Presidente por una secesión de actrices y otras bellezas.

Los propietarios de Hoy llamaron a Pagés a cuentas, advirtiéndole tener más cuidado con futuras travesuras. Pagés renunció inmediatamente. Asimismo, renunciaron seis miembros de su equipo incluyendo al caratulista Antonio Arias Bernal, cuyas portadas habían sido uno de los mayores atractivos de Hoy.

Un amigo dijo: "Pagés tenía tres pesos en la bolsa cuando renunció, pero no es él quien vaya a comprometerse por nada. Es un Quijote".

Siempre!: crítica y plural

Una vez fuera de Hoy, Pagés Llergo y seguidores se dieron a la tarea de organizar una nueva revista. En muy poco tiempo y trabajando a marchas forzadas, pusieron en pie la Editorial Siempre!, empresa editora de la revista Siempre!

Y como huella y sombra que habría de marcar y seguir a Siempre!, el semanario publicó, de nueva cuenta, en su primer número, aquella fotografía de la bailarina y el joven matrimonio Girón-Alemán, sólo que en esa ocasión para ofrecerle una disculpa a la pareja. Reconoce el semanario que no tuvo "la más leve intención de molestar a nadie". Aquí, la transcripción del pie de foto:

¿Pero qué de malo tiene esta foto? Sólo publicamos esta foto porque a ella está estrechamente vinculado el nacimiento de Siempre! De no haber existido un fotógrafo en París en el momento preciso en que ocurría esta escena, es seguro que esta revista no hubiera visto la luz jamás. Siempre! quiere, sin embargo, aclarar que al ser publicada esta foto por José Pagés Llergo no hubo -no podía haber-, la más leve intención de molestar a nadie. Si alguien quiso juzgar con criterio político lo que sólo era un documento periodístico es cosa fuera del dominio del ayer director de Hoy y hoy director de Siempre! A la dama, que es doña Beatriz Alemán de Girón, y a don Carlos Girón Peltier, nuestros respetos.

Finalmente, el jueves 27 de junio de 1953, Siempre! salió a la luz pública, mes y medio después de la renuncia de Pagés Llergo a la dirección de Hoy.

Desde entonces, el semanario ha mantenido una línea editorial plural y crítica y en sus páginas han convivido, y no pocas veces reñido, las más disímbolas plumas.

Sin exageración, puede afirmarse que Siempre! ha sido por momentos el "Congreso" de la nación, una tribuna en donde se han discutido los problemas del país. Esto es: en un sistema político en que el eje central ha sido el Poder Ejecutivo, y al que se han subordinado los poderes Legislativo y Judicial, Siempre!, sin proponérselo y sin quererlo -pues su función es periodística- ha cumplido con el papel que debió ejercer el Congreso de la Unión.

Dice el doctor en historia Enrique Krauze al respecto:

En un país ajeno a la discusión política abierta, Siempre! hizo el pequeño milagro de constituirse en una especie de plaza pública donde cada autor exponía su punto de vista sobre los hechos políticos del momento [...] La diversidad fue un criterio que imperó desde el primer número [...] Siempre!fue el vehículo de la pluralidad.

Esa ha sido la esencia de Siempre!: la pluralidad. En su primer editorial -"La libertad como destino. Siempre! Presencia de México"-, quedó asentado: "... en sus páginas chocarán firmas, pensamientos y tendencias..."

Respaldo y solidaridad

Dos acontecimientos en la vida de Siempre! ejemplifican su vocación por la libertad: el suplemento La Cultura en México y el nacimiento del semanario Proceso.

La Cultura en México

Entre 1948 y 1961, el diario Novedades publicó el suplemento cultural México en la Cultura. Lo inició y vio su fin, el por antonomasia periodista -o mejor sería decir: animador, organizador y promotor- cultural, Fernando Benítez (1910-2000).

Benítez, quien se iniciara en el periodismo en los años treinta en Revista de Revistas, dirigió el gubernamental periódico El Nacional donde fundó el suplemento Revista Mexicana de Cultura. Dejó El Nacional por diferencias políticas con el gobierno de Miguel Alemán Valdés, al considerar que éste se había desviado de los principios sociales y populares de la Revolución Mexicana.

En Novedades, Benítez halló el lugar para iniciar de hecho su brillante trayectoria de periodista cultural, pues aunque fue el fundador, que no el director, de Revista Mexicana de Cultura, fue en ese diario donde enganchó el primer eslabón de una larga cadena de publicaciones dedicadas a la reseña y crítica del quehacer cultural mexicano e internacional.

México en la Cultura, por espacio de trece años, se convirtió en uno de los mejores suplementos en lengua castellana. Sin embargo, no faltaron los roces y las discrepancias con la dirección y los propietarios de Novedades.

Declaró en una ocasión Benítez:

La situación del suplemento en el periódico siempre fue muy difícil. En 1958, la publicación en primera plana con dibujos de Elvira Gascón, del poema de John Donne, llamado "Going to bed", traducido por Octavio Paz, casi me costó el cese. Se me acusó de hacer pornografía y de manchar la reputación del diario. La reproducción de "Las tres gracias", de Rubens, provocó la cólera de don Alejandro Quijano, el director que no dirigía el diario. Me dijo que su mujer, al mirar aquella inmundicia, había tirado el suplemento, y al pisotearlo, colérica, se dislocó el tobillo. Cualquier innovación provocaba reproches y censuras. El fin llegó al ocuparnos de la Revolución China y sobre todo de la Cubana. En diciembre de 1961 se me cesó del modo más arbitrario y despótico.

Poco tiempo estuvo Benítez sin una tribuna cultural, pues el 21 de febrero de 1962, y en compañía de un nutrido grupo de intelectuales, mismos que en solidaridad con él renunciaron al suplemento de Novedades, echó a andar, pero ahora en las páginas de Siempre!, el rebautizado suplemento La Cultura en México, siendo responsable del diseño gráfico, Vicente Rojo (1932-), y de la Jefatura de Redacción, Gastón García Cantú (1917-2004).

A Benítez y acompañantes, Pagés Llergo los recibió -"La consecuencia de una rebeldía"-, desde la portada del nuevo suplemento, con estas palabras:

Bienvenidos a este hogar que quiere ser la playa de todos los náufragos que han librado, bajo el signo de la adversidad, la gran batalla por las libertades del hombre.

Por su parte, Benítez escribió en ese primer número de La Cultura en México:

El hecho de que [...] encontremos un refugio en Siempre!no es, en modo alguno, un hecho fortuito. Esta revista, asilo tradicional de perseguidos, lejos de construir un refugio del sectarismo, un coto cerrado, una manifestación de ciertos intereses, demuestra, en una hora difícil para la convivencia humana, que en sus páginas pueden tener cabida y resonancia las voces más dispares, los criterios más encontrados [...] reunir esas opiniones, hacer que se manifiesten sin inquisiciones ni censuras, es expresar a la nación como un todo y no como una de sus partes [...]

La Cultura en México llegó a Siempre! por intermediación y el patrocinio del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964). Los primeros meses todo marchó sobre ruedas, pero el artero asesinato del líder campesino morelense Rubén Jaramillo, el 23 de mayo de 1962, dio un vuelco a la vida del suplemento cultural.

Jaramillo, quien naciera en 1900 en Xochicalco, Morelos, luchó en las tropas de Emiliano Zapata. A la muerte de éste y aun después del triunfo de la Revolución, siguió combatiendo a caciques y hacendados que se oponían al reparto de tierras. Se sublevó y huyó a las montañas hasta que el gobierno de López Mateos lo amnistió. No obstante, militares y civiles lo asesinaron.

La prensa nacional, en su inmensa mayoría aliada y subordinada a los poderes gubernamentales, y que calificaba al líder Jaramillo y a su movimiento rebelde de "comunista" y "revoltoso", calló y quiso ocultar el crimen, que fue no sólo contra el dirigente agrarista, sino contra su mujer embarazada y sus tres hijos. Cinco vidas segadas y la abrupta interrupción de una más en gestación. Al momento de recibir la amnistía del gobierno del presidente López Mateos, se le dijo a Jaramillo que su vida y la de su familia no corrían peligro.

Pero no todos los medios guardaron silencio. Ni Siempre!ni La Cultura en México pasaron por alto la matanza de la familia Jaramillo. Siempre!, en un editorial dejó sentada su clara posición. El solo título del editorial -número 467, 6 de junio de 1962-, lo decía todo: "Ni tolerancia, ni silencio: justicia!".

Y el suplemento fue más lejos. En su edición del 11 de julio de 1962, publicó Un día en la tierra de Zapata. Testimonios sobre la vida y la muerte de Rubén Jaramillo. El reportaje, de cuatro capítulos, lo firmaron Fernando Benítez -"En el hogar aniquilado"-, León Roberto García -"Hablan los campesinos"-, Víctor Flores Olea -"La mano en la herida"- y Carlos Fuentes -"Xochicalco, altar de la muerte".

Un día en la tierra de Zapata... es, en esencia, una larga crónica que da voz a familiares y amigos de Jaramillo, quienes a través de las plumas de los reporteros de La Cultura en México dieron santo y seña del atroz crimen.

Una sombra de sospecha recayó sobre el gobierno de López Mateos como responsable directo o indirecto de la muerte violenta de Jaramillo. El crimen quedó impune.

Luego del reportaje, el gobierno de López Mateos retiró el patrocinio. José Pagés Llergo, sin embargo, asumió el compromiso periodístico y económico de seguir publicando en Siempre! La Cultura en México.

Proceso

En el caso del semanario Proceso, que iniciara sus actividades el 6 de noviembre de 1976, Siempre! ofreció su apoyo y solidaridad no sólo moral, sino en especie. No ofreció dinero, pero sí la que había proyectado como su nueva sede, un moderno edificio, que finalmente nunca ocupó Siempre!, y que fue el punto de partida -un salvavidas a mitad del naufragio-, para que el periodista Julio Scherer y un numeroso contingente de reporteros y colaboradores, expulsados de Excélsior, dieran inicio, primero, a una agencia de noticias, y después, a la revista Proceso.

Scherer había sido ayudante, reportero, jefe de información y director del diario Excélsior de 1968 a 1976, y por la línea editorial e informativa que le imprimió al rotativo, crítica e independiente, entró en conflictos con los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Alvarez (1970-1976).

Una asamblea de la Cooperativa Excélsior, el 8 de julio de 1976, expulsó a Scherer y a otros socios, y en solidaridad con él, reporteros y colaboradores de las páginas editoriales también abandonaron el diario.

Se dice, y hay suficientes elementos para creer en ello, que desde el poder presidencial esa asamblea de cooperativistas fue manipulada con la finalidad de sacar a un periodista y terminar con una línea informativa, ambos, incómodos. Algo muy parecido a lo que 23 años atrás, en 1953, sucediera con Pagés Llergo en Hoy.

Fuerte repercusión tuvieron los sucesos de julio de 1976 en Excélsior. Por desgracia, contados fueron los medios nacionales que dieron cobertura a esos hechos, y menos todavía quienes salieron en defensa de la libertad de prensa y expresión. No fue el caso de Siempre!

Escribió el novelista y dramaturgo Vicente Leñero en Los periodistas:

El silencio de la prensa nacional no fue absoluto. Débiles sonaron las voces en defensa de Julio Scherer en los diarios de provincia, pero estruendoso resonó el cañoneo del semanario Siempre!, cuyos principales articulistas emprendieron, a fines de julio y principios de agosto, una gran embestida de reprobación al atentado a Excélsior[...]

Recibimos con júbilo los artículos de Siempre!, y Julio Scherer propuso visitar a su director, José Pagés Llergo, para agradecerle personalmente su manifiesta solidaridad. Se formó un grupo de diez o doce que una mañana encabezados por Scherer, le cayeron al periodista en sus viejas oficinas de la calle de Vallarta. Pagés no se limitó a repartir abrazos entre el grupo de damnificados, [y] al enterarse de nuestros planes periodísticos, nos ofreció, gratis, las nuevas oficinas de su semanario, situadas en un edificio de siete pisos en la esquina de Chapultepec y Dinamarca. El edificio entero pertenecía a Siempre![...] y Pagés retardaba la mudanza por cuestiones sentimentales [...]

Que entonces aprovecháramos nosotros las instalaciones, qué mejor, por el tiempo que las necesitáramos: cuatro meses, seis meses, un año, toda la vida. Eran nuestras, pero ya, desde ese día.

[...] De tan estupendo no podíamos creerlo. De la noche a la mañana contábamos con oficinas propias que cancelarían, por fin, nuestras peregrinaciones de casa en casa para las diarias reuniones. Abandonábamos nuestra condición de nómadas. Nos curábamos del desarraigo. Ya teníamos, sobre todo, un lugar donde empezar a trabajar.

José Pagés Llergo sabía en carne propia lo que eran las censuras, las renuncias y el quedarse sin una tribuna.

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