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jueves, 19 de julio de 2012

La historia de un panista exepcional, en estos días de necesidad ideológica...


Nació el 13 de junio de 1934 en Culiacán, Sinaloa, hijo de Manuel Clouthier Martínez de Castro y María Cristina del Rincón Bernal, que formaban parte de una familia propietaria de 30,000 hectáreas en el Valle de Culiacán, descendiente de Jean Auguste Clouthier, médico francocanadiense avecindado en ese lugar desde 1850. Vivió sus primeros años en esa ciudad, en donde inició la primaria en el Colegio Cervantes. En 1942 se separaron sus padres, por lo que se trasladó con su madre y sus dos hermanos a Guadalajara.



En Guadalajara su madre contrajo segundas nupcias, tras lo cual Manuel, junto con su hermano Marco Antonio, fue internado en el Instituto de Ciencias de Guadalajara, de donde fue expulsado por su mala conducta. En 1947, Manuel y su hermano Marco Antonio fueron enviados por su padre a Estados Unidos a estudiar la secundaria en el internado Brown Military Academy de Los Ángeles, California, de donde salió con el grado de teniente primero. También estudió por breve tiempo en el Black Fox Military Institute de San Diego California.

Regresó en 1951 al país, pero a Monterrey, Nuevo León, donde hizo su preparatoria internado en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey; al concluirla, decidió continuar sus estudios en la misma institución para cursar la carrera de ingeniero agrónomo fitotecnista, de la cual se recibió en 1957. Precisamente en esos años, entre 1956 y 1957, destacó como jugador de football americano y presidió la Sociedad de Alumnos de la escuela, en lo que sería una de sus primeras incursiones en la política.
Al terminar su carrera, y después de un breve paso por Mexicali en donde trabajó para el norteamericano Paul Williams, regresó a su tierra natal, donde su padre le dio 70 hectáreas de tierra –el Paralelo 38,- que le permitieron ir prosperando como agricultor, especialmente de legumbres. Poco después, el 13 de junio de 1959, se casó con Leticia Carrillo, con quien tuvo once hijos, uno de los cuales se suicidó siendo niño. Entonces dedicó más tiempo a su familia y adquirió otras tierras hasta un total de 270 hectáreas, lo que le permitió emprender nuevas actividades agroindustriales y crear a lo largo de su vida catorce empresas. En su tiempo libre era aficionado al deporte, al canto, a la declamación y al juego de póker y dominó.

Su éxito económico lo hizo pronto alcanzar liderazgos empresariales: en 1969 fue electo presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán, tarea que concluyó de manera fructífera. Por su desempeño notable pasó a encabezar en 1971 la Unión Nacional de Productores de Hortalizas, en la que empezó a expresar su pensamiento solidario y la subsidiaridad que lo caracterizarían. Ese mismo año fundó el Comité de Caminos Vecinales. También ingreso al Movimiento Familiar Cristiano. En un mitin celebrado el 16 de agosto de 1971 fue postulado como candidato del PRI a la presidencia municipal de Culiacán por su tío Jorge del Rincón, presidente de la Cámara de Comercio local; como finalmente el PRI designó a otra persona, Clouthier optó por la vía política que le ofrecían los organismos empresariales.



Fue así como Clouthier empezó a participar en la oposición empresarial a la política agraria del presidente Luís Echeverría, quien expropió terrenos de su propiedad durante los últimos meses de su mandato; Clouthier organizó la resistencia y busco el apoyo de empresarios de otros estados que se encontraban en situación similar; así, publicó varios desplegados en donde argumentaba que su empresa “Paralelo 38” no era latifundio como el de su abuelo que fue afectado por la reforma agraria cardenista, sino una unidad de producción agrícola exitosa económica y socialmente, para concluir “todos sabemos que la reforma agraria en México es indispensable, como es la distribución de la riqueza y todos estamos de acuerdo  en que los latifundios son incompatibles con el desarrollo económico y social de nuestro país”. No perdió sus tierras, pero sufrió represalias y presiones del gobierno local y federal. Después encabezó el Consejo Coordinador Empresarial de Sinaloa entre 1974 y 1978. En esa época también jugó un papel muy relevante, aunque casi secreto, en la fundación del periódico El Noroeste junto con Enrique Murillo y Jorge del Rincón.

El 10 de marzo de 1978 pasó a ser una figura con liderazgo empresarial nacional al asumir, a propuesta de Edmundo Meuchi y Federico Mugenburg ideólogos de la organización, la dirección de la Confederación Patronal de la República Mexicana COPARMEX. Durante su gestión se crearon más centros empresariales y se registró un aumento de la membrecía; asimismo, reforzó la formación de líderes que actuaran en política en defensa de las empresas, que había iniciado Andrés Marcelo Sada, ante el deterioro de las relaciones con Echeverría; de ese esfuerzo surgirían políticos como Josefina Vázquez Mota, Eduardo Bours, Francisco Barrio Terrazas, Emilio Goicochea y Luís Felipe Bravo Mena. En 1980 dejó el cargo, y casi inmediatamente después, en 1981, presidió durante un año el Grupo Mexicano del Comité Bilateral de Hombres de Negocios México-Estados Unidos. Asimismo, fue consejero del Instituto Mexicano de Estudios Políticos IMEP. En mayo de 1981 alcanzó la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial y de la Unión Social de Empresarios Mexicanos; entonces empezó a escribir artículos semanales para el diario El Universal, que continuaría hasta su muerte.

Desde el CCE enfrentó las políticas gubernamentales con las que el presidente López Portillo intentó resolver la severa crisis económica originada en la caída de los precios del crudo, aunque aprobó la “Alianza para la Producción” y finalmente, estuvo en contra de la nacionalización de la banca y el control de cambios en septiembre de 1982; pero desalentó por ilegales los paros empresariales que se proponían como protesta. Hasta entonces el CCE compartía con el grupo priísta las ventajas del poder, pero la nacionalización de la banca dividió a los empresarios. Una fracción, la de Clouthier, reclamaba el rompimiento y el ataque al gobierno del PRI; otra, optaba por aguardar que Miguel de la Madrid, presidente electo, tomara posesión para entablar nuevas negociaciones con el gobierno priísta. La decisión fue esperar, por lo que Clouthier se sintió irritado por la cobardía de los banqueros y su posición acomodaticia. Sin embargo, para contrarrestar los ataques al sector empresarial, Clothier organizó una gira que llamó “México por la Libertad”. En esta campaña atacaba la intervención del Estado, el cual debía ser como un director de orquesta, que coordinara pero dejara a todos tocar sus instrumentos, se pronunciaba por la libertad compatible con la justicia:

“El México que queremos es solidario, lo cual implica que, en lugar de lucha de clases, debe prevalecer la lucha contra la injusticia. Solidaridad, fincada en el diálogo permanente de todos los sectores y grupos entre sí y con el gobierno para formar una mística de trabajo y honradez; de justicia y equidad en las oportunidades. Solidaridad entendida como nuestra capacidad de conjuntar voluntades porque somos un pueblo maduro y respetable. Solidaridad que nos lleve a nacionalizar la política y hacer que todo mundo participe en ella, porque ésta es la actividad gestora del bien común y todos tenemos la obligación de procurarlo.”.

Como resultado del malestar de la población por la crisis económica, el Partido Acción Nacional comenzó a lograr algunas victorias electorales en municipios importantes de Chihuahua y Durango. Ante un panorama que parecía favorable al panismo, Norberto Corella y Eugenio Elorduy, compañeros de Clouthier en el Tecnológico de Monterrey, lo convencieron de ingresar al Partido Acción Nacional, PAN. De modo que en 1983 participó ya directamente en la política electoral al apoyar la candidatura por el PAN de su tío Jorge del Rincón a la presidencia municipal de Culiacán. No ganó y Clouthier consideró que se había cometido un fraude electoral a favor del candidato priísta. El 16 de noviembre de 1984, en un mitin celebrado en apoyo de Carlos Castillo Peraza, como candidato a la presidencia municipal de Mérida, Clouthier anunció públicamente su afiliación al PAN.

A partir de entonces, comenzó a participar abiertamente en las actividades del PAN y el 18 de mayo de 1986 fue postulado como candidato panista a la gubernatura de Sinaloa, en donde enfrentó al candidato priísta Francisco Labastida Ochoa bajo el slogan ”valor y honradez”. Un día antes había pactado con los candidatos panistas a gubernaturas, Barrios en Chihuahua y Elizondo en Durango, defender conjuntamente el voto en caso de fraude. Así se inauguró en el PAN un nuevo estilo más dinámico y agresivo de hacer campañas electorales. No obstante, Clouthier no quiso aprovechar el material que le ofrecía la despechada exesposa de Labastida en una campaña negativa.



Tras un intenso e impugnado proceso electoral, se declaró la victoria de los candidatos tricolores. Los llamados neopanistas (“Bárbaros del Norte”, según Fidel Velázquez) no aceptaron la derrota e iniciaron nuevas formas de denuncia y resistencia civil ante lo que ellos consideraron fraudes electorales cometidos por el PRI. Según cuenta Felipe Calderón (El Hijo Desobediente) trajeron especialistas, “algunos de ellos sacerdotes, que habían dirigido el movimiento de resistencia civil en Filipinas cuando la caída del dictador Ferdinand Marcos”para impartir talleres a los panistas sobre la práctica de la resistencia civil: movilizaciones populares, caravanas, envío de miles de telegramas y telefonemas a las familias de los candidatos electos, tomas de oficinas públicas, bloqueo de vías de comunicación, cacerolazos, moños blancos, marcado de billetes, tapado de placas, no pago ni de agua y electricidad, colocación de carteles y fotos en las casas exigiendo respeto a la democracia, manifestaciones en las oficinas de los órganos electorales y acciones similares. Para denunciar el fraude electoral, Clouthier escribió “Cruzada por la Salvación de México”, en el que exponía pruebas de que en las elecciones “se lucha no contra un partido, sino contra el gobierno”. A continuación recorrió el país para “nacionalizar” el problema del fraude en Sinaloa.

Dado que Pablo Emilio Madero no participaba de sus nuevas acciones electorales y post-electorales, aliados con Luís H. Álvarez, los neopanistas, entre los cuales se encontraba Clouthier, lograron tomar los puestos clave de la dirigencia de Acción Nacional.

En 1987, en una reunión celebrada en el yate de Clouthier, se planeó y se pactó su candidatura presidencial por el PAN y el 22 de noviembre siguiente, Clouthier logró ganar la postulación a la presidencia de la República para el periodo 1988-1994. Su estilo populachero, anecdotario y campirano se impuso al otro precandidato Salvador Rosas Magallón. Al protestar como el abanderado del PAN, Clouthier señaló: “Yo soy un hombre de combate. Siento que nunca como ahora la situación es propicia para efectuar los cambios que queremos... Nuestros compatriotas deberán, conjuntamente con nosotros, enseñarse a resistir y a desobedecer a los que en el abuso en el poder pretendan seguirlos oprimiendo…La resistencia activa, pero no violenta, a la que vamos a invitar, no pretenderá destruir a nuestros enemigos, sino hacerlos entender que la sociedad mexicana ya no admitirá más abusos…A mis contendientes de otros partidos, los invito a que de inmediato concertemos las siguientes acciones en favor de la democracia y el bien de México…el compromiso de no aceptar un triunfo dudoso, fruto de un proceso electoral poco transparente, manchado por la ilegalidad”…



El equipo de campaña fue coordinado por José Luís Salas Cacho; Luís Felipe Bravo se encargo de la elaboración de los discursos y Rubén Raymundo Gómez del Programa de Resistencia Civil, Activa y Pacífica. Clouthier desplegó una intensa campaña que le atrajo muchas simpatías, muchas más de las que había logrado levantar hasta entonces el panismo. “No se trata de cambiar de amo como los perros del trineo, lo importante no es cambiar de amo, sino dejar de ser perros. Ahorita todos estamos mal porque el presidente y su partido creen que sólo sus chicharrones truenan y sólo sus enchiladas tienen crema”, decía Clouthier con su lenguaje campechano durante su campaña.

En muchos estados del país, especialmente en Yucatán, Chihuahua y Baja California se realizaron multitudinarias movilizaciones, a pesar del veto informativo y propagandístico que le tendió a Clouthier la radio y la televisión (ni pagando le vendían anuncios), al grado que como defensa, llamó al boicot contra el programa “24 Horas” de Jacobo Zabludousky: “el boycot va encaminado a que en los medios de comunicación haya igualdad de oportunidades para todos los partidos políticos y candidatos presidenciales.”

En la tarde del 6 de julio de 1988, día de la jornada electoral, ante la sospecha  de que se gestaba un fraude, Rosario Ibarra leyó un “Llamado a la Legalidad” en compañía de Clouthier y Cárdenas frente a la Secretaría de Gobernación y después demandaron transparencia al secretario de la dependencia.


En la madrugada del día siguiente, 7 de julio, tras la “caída del sistema”, el presidente del PRI declaró que su candidato había triunfado sin todavía tener datos que sustentaran su victoria. Ese mismo día, Clouthier declaró que la razón “por la que se cayó el sistema de cómputo fue que los representantes de los partidos de oposición en dicho sistema descubrieron un banco de datos ya con resultados, apenas dos horas después de concluida oficialmente la jornada electoral”. Por lo tanto, denunció la ruptura de la legalidad y anunció el arranque de la resistencia civil.

El sábado siguiente 9 de julio, después de marchar en caravana de autos desde el monumento de la Independencia, en el zócalo, Clouthier expresó ante la multitud ahí reunida: “Su participación en la jornada electoral del 6 de julio hizo posible la gran victoria de la democracia, el sistema PRI-gobierno perdió las elecciones... El grotesco triunfalismo del partido oficial y de su candidato es inversamente proporcional a la certidumbre de su derrota. ¿Cómo es posible que a la una y media de la mañana, sin dar un dato, se atreva De la Vega Domínguez a decir que ganaron las elecciones?...Vamos a aplicarles la lye del hielo a los delincuentes del fraude. Sanción social a los mapaches...No vamos a tomar la ley en nuestra mano, pero haremos vigente la ley. La sanción política se la impondremos a los candidatos espurios.... No vengo a llamar a la violencia; en todo caso, la violencia vendrá de allá-acá y yo seré el primero en recibirla...Esto tendrá que ir en aumento, esta será la última oportunidad para la prensa para decir lo que ocurre, si no, iniciaremos un boycot contra ella. Aquí líder no les va a faltar; llegaré hasta donde ustedes quieran”.

Con los otros candidatos presidenciales defraudados, Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra, Clouthier firmó el compromiso de no aceptar los resultados electorales ni reconocer a los candidatos electos, mientras “no se restablezca de modo inequívoco la legalidad del proceso electoral”. Sin embargo, Clouthier y el PAN nunca reconocieron el triunfo de Cárdenas, el candidato despojado por Salinas de Gortari, pero hijo del enemigo histórico de Acción Nacional. Tampoco este partido afirmó que Clouthier ganara las elecciones.



El 12 de julio siguiente, en uno de sus actos de protesta, Clouthier llegó a forcejear riesgosamente con elementos de seguridad como narra Roberto Cortez: “Durante la presentación de la muestra José Chávez Morado, su tiempo y su país, en el Palacio de Bellas Artes, a la que acudían el entonces presidente Miguel de la Madrid y su secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, Clouthier intentó romper la valla de seguridad para denunciar el fraude. El retén integrado por militares armados y el Estado Mayor Presidencial golpeó al candidato panista e incluso un grupo de soldados le apuntó con sus armas, que un oficial de civil bajó a manotazos. Una mujer al lado de Clouthier gritaba: iDéjenlo, déjenlo! en el forcejeo, el candidato presidencial panista perdió momentáneamente un zapato y, ante el amago de los militares, pidió a sus simpatizantes sentarse frente al edificio. Refieren las crónicas que una mujer se interpuso entre los soldados y Clouthier y exclamó ¡Aquí estamos las mujeres para que nos maten! El Maquío portaba una pancarta en la que se leía: Señor Presidente: cumpla su palabra, que mostró al paso de Miguel de la Madrid”.

Así, sus seguidores realizaron acciones tales como el uso de tapabocas con la leyenda “Que hable México” (lema de Salinas), el boycot a radiodifusoras, el sellado de billetes con leyendas contra “24 Horas”, las marchas, plantones, bloqueos, cadenas humanas, claxonazos con el sonido de “barbas sí (Clouthier) orejas no” (Salinas), así como irrupciones en los actos públicos en los que asistía el presidente, pero tratando de no incomodar a la ciudadanía.




Pero el PAN, ante el crecimiento de la izquierda que aun en el fraude había desbancado al PAN como la segunda fuerza electoral del país, optó por una alianza con el PRI que cada vez se acercaba más a la derecha. Así, Luís H. Álvarez y su grupo negociaron con el PRI y el gobierno de Miguel de la Madrid aceptar el triunfo de Salinas de Gortari a cambio de varias concesiones y estuvo de acuerdo en que Salinas legitimara su triunfo, ya no en las urnas, sino en el ejercicio de la presidencia de la República.

Relata lo sucedido Martha Anaya (1988 El año que calló el sistema):
“El 27 de agosto de 1988, Carlos Salinas de Gortari se reunió con Manuel J. Clouthier y el presidente del PAN, Luís H. Álvarez. El encuentro, al igual que el del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas un mes atrás se realizo en secreto. Tuvo lugar en la casa del empresario Juan Sánchez Navarro y asistió también Manuel Camacho Solís. Esa noche, el PAN Y el PRI pactaron el arribo de Salinas al poder.

lo que me agrada de estos murales, es que NUNCA falta la mujer con los senos de fuera!!!


Llegar a ese punto no fue nada fácil. El principal opositor al acuerdo, a permitir que Salinas de Gortari fuese declarado triunfador de la elección con el aval del PAN, era El Maquío. Pero la maquinaria panista, impulsada por Carlos Castillo Peraza, Diego Fernández de Cevallos y Luís Felipe Bravo Mena, terminó por convencerlo. Y "a regañadientes y jalones", Clouthier --cuenta el coordinador de su campaña, José Luís Salas Cacho- acabó por apersonarse en esa cena y aceptar lo que se pactó.

Eso sí, no sin antes decirle en su cara al propio Salinas:
 -Y te lo digo a ti y no te digo más cosas ahora, pero si no me cumples te vas a acordar de mi. Yo voy a estar a la sombra de ti, voy a asegurarme de que lo que estamos aquí diciendo y pactando como hombres, tú lo vas a cumplir. No a mí, a México, porque solamente así México va a cambiar. Y México ya cambio, te guste o no te guste.

De acuerdo a lo pactado con el PRI, el 8 de septiembre del mismo año, Clouthier compareció ante comisiones de la Cámara de Diputados en el Salón Verde: demandó a los legisladores anular las votaciones, no sólo por las irregularidades cometidas en la jornada electoral, sino también por la manipulación de los resultados en favor de Carlos Salinas de Gortari. Además, pidió la apertura de los paquetes electorales: "La rotunda negativa del colegio (electoral) a la apertura de los paquetes demuestra dos grandes verdades: por una parte, la inutilidad de su guarda y custodia; y por otra, que el propio gobierno sabe bien que el contenido de las actas de escrutinio no coincide con el cómputo correcto de los votos reales que están dentro de los paquetes tan celosa como vanamente custodiados”. Ofreció como pruebas de la impugnación general del proceso el propio contenido de los paquetes electorales y concluyó: “¿Valdrá la pena negarse a la revisión de los paquetes a costa de la legitimación y autoridad moral del próximo gobierno?"  La comparecencia contó con amplia cobertura en la televisión.

Dos días después, también conforme a lo pactado, la mayoría de los diputados panistas se abstuvieron en la votación del Colegio Electoral que declaró presidente electo a Carlos Salinas de Gortari. Y el 16 de noviembre, Luís H. Álvarez, presidente del PAN, suscribió el Compromiso Nacional por la Legitimidad y la Democracia que otorgo a Salinas su apoyo para “legitimarse en el ejercicio del poder.”

Sin embargo, Clouthier prosiguió su lucha política, ahora en pos de una reforma electoral “verdaderamente democratizadora”. El 21 de noviembre, publicó en El Universal un artículo titulado "México entero sigue en pie de lucha", en el que expresó su decisión de encabezar la protesta y exigir al gobierno un cambio en la legislación electoral que garantizara castigo a quien cometiera fraude.  Obviamente Luís H. Álvarez no apoyó su movimiento.

El primero de diciembre, día de la toma de posesión presidencial de Salinas de Gortari, Manuel Clouthier y Luís H. Álvarez, presidente del PAN, marcharon por la avenida de los Insurgentes hasta el monumento a Álvaro Obregón en señal de repudio. Al otro día, el presidente Salinas, acompañado por Fernando Gutiérrez Barrios, Manuel Camacho y los presidentes de las cámaras del Congreso, propuso al PAN, representado por Luís H. Alvarez,  Abel Vicencio Tovar,  Bernardo Bátiz, Rodolfo Elizondo, Diego Fernández de Ceballos y Carlos Castillo Peraza, la creación de una comisión plural para discutir una reforma electoral.

Para hacer cumplir esta propuesta e impedir la consumación de fraudes realizados en estados como Jalisco, Guanajuato, San Luís Potosí, Chiapas, Campeche y Zacatecas, así como exigir un nuevo padrón electoral, castigo a los delincuentes electorales, y el inicio en el Congreso de la reforma electoral "para adicionar la Constitución, a fin de que las leyes y procesos electorales de los Estados se apeguen a una estricta legalidad y transparencia", Clouthier realizó un ayuno de 177 horas, del 15 al 22 de diciembre de 1988 en la columna de la Independencia de la ciudad de México. Cuauhtémoc Cárdenas, candidato despojado de su triunfo electoral, acudió a visitarlo y acordó con él algunas acciones a favor de la democracia. Levantó el ayuno cuando la Secretaría de Gobernación anunció una consulta pública para la reforma electoral y un periodo extraordinario de sesiones a partir de junio para revisar la legislación vigente.

El 12 de febrero de 1989, Clouthier presentó su “gabinete alternativo” (un "gabinete en la sombra", al estilo inglés, para vigilar las acciones gubernamentales en áreas importantes) en el que participaron Diego Fernández de Cevallos, Jesús González Schmall, Fernando Canales Clariond, Francisco Villarreal Torres, Rogelio Sada Zambrano, María Elena Álvarez Bernal, Moisés Canales, Vicente Fox, Carlos Castillo Peraza y Luís Felipe Bravo Mena. El gabinete, encargado también de proponer soluciones alternativas a los problemas nacionales, rindió su protesta formalmente ante el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Según Tatiana Clouthier (Maquío, Mi Padre) los propósitos del gabinete alternativo fueron los siguientes:

“a) Presentar proyectos alternativos de solución a los problemas nacionales y medidas de la administración pública federal con base en la elaboración, acopio y análisis de estudios que los fundamenten, de acuerdo con los principios de doctrina del partido.

b) Dar seguimiento puntual a las principales políticas gubernamentales, analizadas y emitir en forma pública un punto de vista.

c) Promover ante los diversos órganos de gobierno los proyectos aludidos y las medidas administrativas para la solución de los problemas del país.

d) Poner a disposición de la diputación de Acción Nacional esas propuestas alternativas como base de posibles iniciativas de ley.

e) Capacitar y entrenar a sus miembros para las funciones de gobierno.

Varias propuestas de campaña pudieron hacerse realidad al ser sugeridas y perseguidas por el Gabinete Alternativo hasta la muerte de Clouthier y luego por el PAN: la meta que se había fijado era "cambiar el sistema político". Entre los logros alcanzados por esta vía están la reprivatización de la banca; el cambio constitucional del artículo 27 para que se liberara al ejidatario, reconociéndosele su derecho a tener la propiedad de la tierra; la modificación constitucional para reconocer la educación religiosa; la fusión de las secretarías de Programación y Presupuesto con Hacienda en una sola; abrir el monopolio de PIPSA; crear la autonomía del Banco de México; disminuir la burocracia, y llevar a otro lugar fuera de la capital de la república a la Secretaría de Pesca, objetivo que se logró años después.”



Clouthier actuó como el coordinador del gabinete alterno hasta que falleció, junto con el diputado y dirigente panista Javier Calvo Manrique, el 1º de octubre de 1989, en un accidente automovilístico en el kilómetro 158+100 de la carretera México-Nogales, en el municipio de Culiacán, cuando ambos se dirigían al cierre de campaña de Humberto Rice, candidato panista a presidente municipal de Mazatlán. Para algunos no se trató de un accidente, inclusive corrió el rumor de que unos campesinos vieron cómo un helicóptero los embistió y al tratar el diputado Calvo de esquivarlo, chocaron con un camión y murieron instantáneamente. Es curioso que en la documentación oficial existan incongruencias respecto a la hora del accidente, si fue pasadas las nueve o a las diez y media de esa mañana, según las distintas declaraciones registradas.

Al entierro en Culiacán asistieron miles de personas, sus más allegados, entre ellos: Dionisio Garza Sada, Mauricio Fernández Garza, Concepción Guadalupe Garza, Ingrid Fiehn, Fernando Canales, Raúl Monter, Alberto Fernández Ruiloba, Javier Livas y Rafael Rangel Sostmann; así como los políticos Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas, Luís H. Álvarez, Elías Villegas, Vicente Fox y el secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios, entre los más destacados.



Federico Arreola escribió (El Norte):”tu muerte va a servir bastante, porque está resultando una lección de civismo: tú, que no tenías necesidad; tú, que resolviste a tiempo tu problema económico, que decidiste hacer política en el único bando en que la política honra: la oposición, que no buscabas el poder, sino la democracia, que no tenías más interés que el aportar algo a la comunidad.”

Concluye Mireya Cuellar que para muchos panistas Clouthier marcó a Acción Nacional porque “nos despertó el hambre de poder”.


Tatiana Clouthier finaliza su libro en honor de su padre con las siguientes palabras: “Segura estoy de que Maquío dejó huella en muchos mexicanos que lo conocieron y en otros que han sabido de sus obras. Deseamos que se siga cumpliendo la tarea de Clouthier, quien no se cansó de decimos cuál fue su búsqueda: "Mi lucha no es para que creas en mí y en mis sueños, sino para que creas en ti y en tus sueños y luches por ellos. Cuando hayas aprendido esto, habrá terminado la misión de Maquío".
Poco tiempo después de su muerte, los paquetes electorales que pretendió Clouthier que se abrieran, fueron quemados con la anuencia de la diputación panista encabezada por Diego Fernández de Cevallos.


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